Páginas de Demetrio Calle Martínez

Sierra de Ortegícar (o Sierra de las Utreras)

Se trata de una de las sierras más desconocidas de la provincia de Málaga. Efectivamente, no hay siquiera senderos que la recorran, excepto una pista de tierra que la bordea por su cara sureste y que parte del cortijo Los Rompedizos. Se trata de una ruta muy bonita por sus espectaculares paisajes pero de dificultad moderada pues hay que andar sobre terreno calizo muy erosionado, con profundas grietas y huecos, además de unos impresionantes tajos en una parte del recorrido (Tajos del Escribano). Nada aconsejable si el tiempo está húmedo o lluvioso por lo resbaladizo del terreno.

Galería de fotos del itinerario y Perfil del recorrido (con datos GPS de localización y tracks).

En la figura siguiente podéis ver el mapa topográfico de la zona (Hoja 15-43, 1037 “Teba” del SGE). Está indicada como Sierra de las Utreras, nombre con la que también se la conoce.

 

 

ACCESO (Hasta el cortijo Los Rompedizos): Se puede acceder por la localidad de Serrato, tomando la carretera MA-5400 en dirección a El Burgo. En pocos kilómetros veremos que hay un carril a la izquierda que es la Cañada Real de Cuevas a Serrato y Málaga (hay un poste indicativo de sendero GR un poco escondido). Entramos en el carril que pronto empieza a descender hasta cruzar dos arroyos, el Arroyo del Cerezo o del Alforzo, y el Arroyo del Tajo del Escribano. A este nivel dejamos a nuestra derecha la Cañada Real y seguimos por nuestra izquierda la pista que traíamos y que ahora asciende un poco hasta llegar a un cruce de pistas. La de la derecha bordea la sierra por su cara sur y la del frente nos lleva al cortijo Los Rompedizos.

 

                       

 

Nosotros seguimos la del frente para llenar agua en la fuente del cortijo citado. Aquí en el cortijo parte una pista a la derecha que será la que tomaremos para ascender a la sierra (un poco más arriba se unirá con la pista que hemos dejado en el cruce citado anteriormente). Desde aquí podemos ver perfectamente la localidad de Serrato y una amplia panorámica de las sierras que circundan la zona.

DESCRIPCIÓN DE LA RUTA: Ponemos el GPS a cero e iniciamos la ruta (aún en los vehículos): Hito 1 Cortijo Los Rompedizos (576 m). Se podría continuar a pie pero la subida es constante y hace calor. Además los vehículos pueden circular bien por esta pista y podremos dejarlos más arriba.

 

                       

 

Así pues continuamos con los vehículos subiendo la pista hasta un cruce donde dejamos a la derecha el cortijo Nogalejo: Hito 2 Cruce al cortijo Nogalejo (800 m, 2,5 km desde el inicio). Nosotros tomamos la pista a la izquierda y a unas decenas de metros veremos a la izquierda de la pista una pequeña cantera que más bien parece un aparcamiento hecho a propósito para dejar los coches (unos cien metros más adelante hay otro, más amplio, por si lleváis varios vehículos). Aquí dejamos los coches e iniciamos la subida a las 11,30 h (hito 3: aparcamiento de coches e inicio de la subida al Cerro Ortegícar; 807 m; 2,7 km desde el inicio).

 

                         

 

Ahora viene una de las partes del recorrido más dificultosa: ¿Por dónde ascendemos? Esta parte de la sierra es poco transitada y no hay senderos ni pistas que nos señalen el camino. Nosotros aconsejamos subir por una empinada vaguada que se distingue del terreno circundante por la escasa vegetación que posee, lo que le da un color verdoso que destaca entre el gris de las calizas. Si nos ponemos al lado de los coches, mirando hacia arriba, la vaguada queda justo enfrente del aparcamiento (la señalo en la foto de más abajo). Hay dos grandes palmitos que marcan los bordes de la vaguada, aunque esto puede variar con el tiempo, evidentemente.

 

        

 

La subida es pronunciada y discurre por calizas con grietas y salientes que hacen que tengamos que ir con cuidado. Es mejor ir poco a poco y tomar aire de vez en cuando. Mirar los paisajes que tenemos a nuestras espaldas nos ayuda a hacer más llevadera la subida. Cuando creemos que hemos llegado arriba vemos que aún falta un trecho para coronar el Cerro Ortegícar (fácilmente reconocible porque tiene en lo alto el monolito que marca el vértice geodésico). Esta última parte de la subida es menos pronunciada pero las rocas son más grandes y planas por lo que hay peligro de resbalarse. Al fin llegamos al pico (se puede coronar por ambos lados) que está sobre varias rocas amontonadas: Hito 4 Pico Ortegícar; 963 m; 3,1 km desde el inicio.

Ni que decir tiene que desde aquí el paisaje es grandioso y más en un día tan claro como el que nos ha tocado hoy. Al sureste vemos la imponente sierra de Alcaparaín. Más al este, Ardales y los embalses de Gualdalteba y Guadalhorce bajo la sierra de Peñarrubia. Al norte, el pueblo de Teba y su castillo de la Estrella, entre los cerros de La Camorra y San Cristóbal. Al noroeste, la Sierra de Cañete con la población de Cañete la Real y más allá Sierra Blanquilla. Al suroeste Cuevas del Becerro y varias sierras de la Serranía de Ronda… Aquí podéis quedaros un buen rato pues el sitio lo merece.

 

                         

 

Desde lo alto ya vemos que la sierra de Ortegícar es una sierra amesetada con varios cerros y canchos y un lapiaz muy extenso y desarrollado. Aunque sea llana se hace muy dificultoso andar por este terreno porque las calizas se encuentran en un grado de erosión que ha originado grandes grietas y huecos en el suelo. Si además unimos que la vegetación está en su más alto grado de desarrollo (primavera) y que a estas altitudes abundan los cardos y otras plantas con bastantes espinas en sus tallos y hojas, comprenderéis que es difícil avanzar por el terreno. Pero por lo que estamos viendo hasta ahora merece la pena el esfuerzo.

 

                        

 

Bajamos del Cerro Ortegícar tomando dirección oeste acercándonos poco a poco hasta el Cerro del Escribano. Esta parte del recorrido es espectacular pues, acercándonos al borde de la sierra, podremos admirar los increíbles Tajos del Escribano (hitos 5, 6 y 8) y las maravillosas vistas que se nos ofrecen. Entre los hitos 6 y 8 podemos subir al propio Cerro del Escribano (hito 7, 954 m, 4 km desde el inicio). Seguimos bordeando los tajos un buen rato, siempre con mucho cuidado, asombrándonos con las especies de flora que crecen en los recovecos más insospechados (ver galería de fotos). En una de estas mesetas hemos hecho un alto en el camino para comer antes de iniciar la vuelta. No obstante, después de acercarnos a otro tajo (hito 8), aún hemos tenido ganas de subir a otro cerro que tenemos al oeste de la ruta (hito 9; 936 m; 4,3 km desde el inicio).

 

               

                         

 

Ya sólo resta volver al punto donde dejamos los vehículos. Desde el último cerro oteamos un poco el terreno para ver por donde es más factible andar. No es difícil orientarse pues allá a lo lejos ya vemos el pico Ortegícar que nos marca por donde tenemos que bajar. Vamos acortando camino por la pedregosa meseta hasta que, a la altura del cerro Ortegícar, iniciamos el descenso por la misma vaguada por la que subimos. La bajada es más dura que la subida y hay que tener mucho cuidado en no resbalar. Llegamos al fin a los coches a las 15 horas con la satisfacción que da el haber terminado bien una ruta tan bonita y haber puesto en funcionamiento cada uno de los miles de músculos, huesos y articulaciones que tenemos en nuestro cuerpo.

 

    

 

Y por si no hubiéramos tenido bastante, ahora nos vamos en dirección a Serrato, a intentar ver la zona donde emerge su famoso acuífero. Allí nos encaminamos y llegando al acuífero (perfectamente señalizado al llegar al pueblo) aún nos queda por ver otra grata sorpresa, las decenas de abejarucos (Merops apiaster) que entran y salen de sus nidos (construidos en los terraplenes) y revolotean a nuestro alrededor buscando sus insectos preferidos y enseñando su espectacular colorido.

 

                         

 

Este fenomenal día lo terminamos en la conocida Venta El Cordobés, en el cruce de la A-367 y la carretera de Teba, dando buena cuenta de unos cafés y exquisitos pasteles (para recuperar fuerzas). Lo teníamos merecido.

 

©Demetrio Calle Martínez