PARAJE NATURAL DE EL TORCAL (ANTEQUERA)
Una visita a este Paraje Natural de incomparable
belleza y de gran interés geológico, botánico y paisajístico, nos permitirá:
- Conocer los rasgos geológicos
fundamentales de un área de la Cordillera Bética, concretamente del subbético
interno.
- Reconocer diversas formas de
relieve, especialmente el kárstico.
- Visitar una zona de gran interés
histórico-artístico.
Con más de 1300 metros de altura,
el Paraje Natural del
Torcal está situado al Sur de la ciudad de Antequera y posee una extensión
aproximada de unos 20 km2. Es un macizo que se alarga de Este a
Oeste formando parte del conjunto montañoso que separa la vega de Antequera de
las tierras bajas malagueñas. Desde el punto de vista geológico, la zona que se
visita pertenece a las Cordilleras Béticas que se extienden desde Cádiz hasta
la provincia de Valencia y las Baleares, a lo largo de 600 km, con unos 200 km
de anchura.
Dentro de las cordilleras Béticas se distinguen tradicionalmente dos zonas:
a) zonas internas: situadas más al
sur y formadas por materiales paleozoicos y triásicos, que posteriormente
fueron deformados y metarmofizados en la orogenia alpina. Se caracteriza por
los grandes mantos de corrimiento donde es difícil diferenciar el zócalo de la
cobertera.
b) zonas externas: en estas, el zócalo paleozoico no aflora, la cobertera está constituida por materiales que van desde el Triásico al Mioceno inferior. Este conjunto también se deformó en la orogenia alpina. La estructura dominante es de una cobertera plegada y con mantos de corrimiento en los que el Trias actuó como nivel de despegue. Dentro de estas zonas externas se diferencian dos grandes dominios: prebético y subbético. La principal diferencia entre ellos reside en que los materiales subbéticos son de facies más pelágica y profunda que los prebéticos que son más propios de plataforma.
La zona que se visita corresponde
al dominio subbético interno que se caracteriza por tener los siguientes
materiales:
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Triásico:
arcillas y margas con abundantes sales y yesos, lo que proporciona una gran
plasticidad. Son depósitos muy someros.
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Jurásico:
se inicia con dolomías basales que van pasando gradualmente a calizas de
distintos tipos, que indican mayor profundidad en la cuenca.
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Cretácico:
se mantienen las condiciones de aguas profundas, sedimentándose de forma
continuada margas y margocalizas. Estas condiciones sedimentarias se
prolongaron al Terciario.
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Eoceno-Oligoceno: arcillas, margas, margocalizas y areniscas, materiales
más detríticos como corresponde al inicio del levantamiento de la cordillera.
Entre el Oligoceno superior y Mioceno medio, se produce el plegamiento alpino.
La Sierra del Torcal está constituida por
materiales calizos y margosos de la era Secundaria, pertenecientes a las series
Lias, Dogger y Malm, del período Jurásico (ver corte geológico, de Martín Algarra, 1987).
Los materiales que la forman, se depositaron en una zona marina que durante la
era Secundaria se extendía de este a oeste y separaba el borde la Meseta del
macizo de Sierra Nevada. Este geosinclinal bético ponía en comunicación las
aguas del Atlántico con las del Mediterráneo y se extendía desde el golfo de
Cádiz hasta Alicante. En los fondos de este geosinclinal se fueron acumulando
los depósitos calizos y margosos. A principios de la era Terciaria, los empujes
tectónicos hicieron surgir las nuevas cadenas montañosas. El geosinclinal bético fue comprimido entre
el borde de la Meseta Ibérica por el norte y el bloque continental ocupado por
el actual Mediterráneo por el sur. Posteriormente vino un período de descanso y
descompresión. Los materiales anteriormente comprimidos se relajan con lo que
se producen grandes fracturas y el hundimiento del bloque continental del
Mediterráneo occidental. Cuando finaliza
la orogenia Alpina, la Península Ibéica termina en la vertiente sur de Sierra
Morena. Por debajo se encuentra un estrecho pasillo marino que comunica el
Atlántico con el Mediterráneo y más al sur las montañas recientemente formadas,
las Béticas, uno de cuyos segmentos es la Sierra del Torcal.
El Torcal se caracteriza por la disposición horizontal o tabular de los
materiales. El conjunto es una gran meseta caliza, elevada en bloque por las
presiones orogénicas, lo que se denomina en geología pliegue anticlinal tipo “cofre”
o “champiñón”. Está muy fracturada con numerosas fallas y una ámplia red de
diaclasas. Sobre ella, los agentes del modelado han realizado su acción morfogénica.
Llamamos morfología
kárstica a una topografía muy peculiar que adoptan las zonas formadas por
rocas calizas producida por la erosión de éstas por medio del agua y el
anhídrido carbónico de la atmósfera. La acción se ve favorecida si las calizas
presentan grietas (diaclasas) pues de esa forma el agua puede infiltrarse y
proseguir su acción disolvente.En ocasiones el aspecto de estos macizos
kársticos es tan impresionante que se les llama "mares de piedra"
aunque en cada zona se distinguen con nombres populares distintos: calares,
caleños, calerizos, albarizas, etc.
La acción del agua, como disolvente
del carbonato cálcico que forma la caliza, depende de la cantidad de CO2
que lleve disuelta, y se regula por las siguientes reacciones químicas:
H2O + CO2 = H2CO3 ;
H2CO3
+ CaCO3 =
Ca(HCO3)2
Sólo las aguas ácidas son capaces
de disolver la caliza y transformarla en bicarbonato cálcico (soluble). Las
calizas contienen residuos insolubles, sobre todo arcillas, que al quedar
libres por disolución de la roca forman las "arcillas de
descalcificación" que en los países mediterráneos toman color rojizo
llamándose "terra rossa".
Las formas más sencillas que
aparecen al comenzar la disolución de la caliza son los denominados lapiaces o
lenares que consisten en acanaladuras o regueros en la superficie de la roca dando
a veces un aspecto esponjoso. Si continúa el proceso erosivo aparecen las
torcas o dolinas que son pequeñas depresiones rodeadas de paredes verticales y
con el fondo cubierto de arcilla roja. A veces encontramos en ellas la boca de
un embudo o chimenea por donde el agua se filtra hacia el interior de la roca. Cuando
varias dolinas se conjugan entre sí se forman depresiones longitudinales que
presentan ensanchamientos de planta elíptica. Estas depresiones se llaman
uvalas.La evolución de las uvalas da lugar a depresiones mucho mayores, de
hasta varios kilómetros, en cuyo fondo arcilloso se asientan poblaciones y
cultivos. A estas grandes depresiones se les denomina poljés. En nuestra región
es muy conocido el poljéde Zafarraya (Granada). En el interior del macizo
kárstico tambié se están originando mientras tanto otras formas típicas de esta
morfología, como las simas y cavernas que son conductos interiores en
disposición vertical y horizontal respectivamente.
En la caverna está ocurriendo
además un proceso de reconstrucción de la caliza a la par que la destrucción.
Se trata de la formación de estalactitas y estalagmitas por una reacción
inversa a la mencionada más arriba: el anhídrido carbónico se desprende de la
moléula de bicarbonato al aumentar la temperatura (estamos en el interior de la
caverna) y lo transforma de nuevo en carbonato cálcico que precipita.
Ca(HCO3)2
= CO2 + H2O + CaCO3 .
La falta de suelo
en la mayor parte de la sierra hace que la vegetación sea escasa. Sí abunda en
las dolinas. Al tratarse de una tierra rica en elementos imprescindibles para
las plantas, éstas ven favorecido su crecimiento. Además, en las dolinas, entre
las paredes de los callejones y en grietas y cavidades se crea un microclima
que favorece aún más ese crecimiento. Ahí crecen encinas (Quercus
rotundifolia), quejigos (Q. faginea) y arces (Acer monspessulanus).
El arbusto más común y más típico del Paraje Natural es el espino (Crataegus
monogyna) que junto al endrino (Prunus spinosa) y la madreselva (Lonicera
arborea) constituyen los restos de la vegetación espinosa que rodeaba los
bosques de esta sierra. También abunda la hiedra (Hedera helix) que toma
formas llamadas "macetón", "agracol" y "moño de Doña
Elvira". Una planta muy vistosa es la peonía (Paeonía officinalis)
de flores rojas y grandes.
FAUNA
Entre los grandes mamíferos se observan a veces las cabras
montesas y los jabalíes. En cuanto a los depredadores destacan el zorro y el
gato montés. Los mamíferos menores están representados por el conejo, el lirón
careto, el ratón de campo, el topillo y la musaraña. Tambié hay tejones,
garduñas y comadrejas.
Como representantes de las aves citaremos el águila
perdicera, el buho real, el buitre leonado, grajillas, chovas piquirrojas,
colirrojos tizones, carboneros, herrerillos, jilgueros, chochines, vencejos
reales, etc.En cuanto a los reptiles destaca la víbora hocicuda (¡cuidado con
las grietas de las rocas y al levantar piedras!), la culebra bastarda, la de
escalera, el lagarto ocelado, etc.
Ver también Arquitectura Megalítica en Antequera.