Milogo1

      Páginas de Demetrio Calle Martínez

 

VIAJE AL PERÚ

 

Uno de los viajes que más ilusión había tenido siempre por hacer, es el que os presento en estas páginas. La verdad es que no me ha defraudado, todo lo contrario. No sólo son los paisajes espectaculares, los complejos arqueológicos, la naturaleza peruana… también ha resultado especial el trato con la gente: su cortesía, disposición y amabilidad han hecho que los días que he pasado en el Perú resulten inolvidables.

Cuaderno de viaje

Iniciamos el viaje un grupo de siete personas que teníamos en común la expectativa de una visita al Perú largo tiempo esperada. Al final, tras los preparativos de los meses previos, decidimos ponernos en ruta.

 

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Sábado 9 de julio 2005

A las 11 de la mañana, con 20 minutos de retraso, despega del aeropuerto de Barajas el Boeing 767 de la compañía LAN (vuelo XL731) con destino a Guayaquil y Lima. Todos estamos expectantes por ver lo que nos depara este viaje que hemos preparado con tanta ilusión. Las horas pasan lentamente en el avión. Entre películas, lecturas, un sueño de vez en cuando, comidas, refrigerios… divisamos la costa venezolana tras 8 horas y media de vuelo. A partir de aquí, el paisaje monótono del mar y de las nubes se va transformando: aparecen las montañas de la cordillera Andina, lagos, grandes ríos, muchas ciudades en lo alto de colinas y montañas. A las 11 horas y 10 minutos de vuelo aterrizamos en Guayaquil (Ecuador), donde hacemos escala: son las 15,10 hora local. La vista desde el avión de la desembocadura del río Guayas es espectacular. Nos hacen bajar con el equipaje de mano y volvemos a pasar el control policial en el aeropuerto Simón Bolívar de la ciudad ecuatoriana. Tras 1 hora de espera en la sala de tránsito, una vez limpio el avión, volvemos a embarcar con destino a Lima (vuelo LP631). El trayecto Guayaquil-Lima dura 1hora y 35 minutos y no se hace nada pesado: la vista desde la ventanilla del avión nos ofrece paisajes impresionantes de la Cordillera Blanca y la Cordillera Huayhuash. En estas montañas se encuentran los famosos picos “seismiles”, que sirven de entrenamiento previo a los alpinistas que quieren subir posteriormente a los “ochomiles” del continente asiático. A las 18,12 hora local aterrizamos en el aeropuerto Jorge Chávez. La humedad limeña se hace notar. Ya es de noche y la temperatura debe rondar los 15o C. Una combi nos traslada al barrio de Miraflores, al sur de Lima: atravesamos un intenso y muy ruidoso tráfico, por lo que tardamos casi 40 minutos en llegar al Hotel Villa Molina, muy aceptable en cuanto a comodidad y limpieza.

 

Domingo 10 de julio 2005: a Arequipa.

¡A las 4 ya estamos levantados! Después de la paliza del viaje de ayer, ni nos da tiempo a descansar. Un frugal desayuno en el hotel (tan temprano no tienen servicio de bar) y salimos hacia el aeropuerto pues nos trasladamos a Arequipa. Para ir acostumbrándonos a la altitud nos aconsejan tomar mate de coca. El vuelo 271 de Tans Perú sale a las 7,15. Atravesando un espeso mar de nubes, el avión comienza a planear sobre esa inmensa alfombra blanca y toma dirección sur enfilando algunos picos montañosos que empiezan ya a aparecer entre la nubosidad. El avión sigue ascendiendo y a medida que progresa hacia el sur van despareciendo las nubes y ya sólo se ve la inmensidad de la cordillera andina. Atravesamos la región de los cañones (Colca, Cotahuasi…) y vemos los majestuosos picos Ampato (6288 m), Hualca Hualca (6025 m) y Sabamcaya (5976 m), que todavía es un volcán activo. Tras 1h y 10 minutos de vuelo pisamos tierra en Arequipa (casi 1.000.000 de habitantes con los anexos; 2325 m de altitud). Se nota una fuerte intensidad solar. Es recomendable una buena crema protectora. A la salida del aeropuerto, conocemos al que va a ser nuestro guía-acompañante todos los días: Oswaldo Sassone, argentino-peruano, como nos informan en la agencia, puesto que su nacionalidad es argentina pero lleva ya veinte años trabajando en el Perú. Entre otras muchas cosas, ha sido jugador del equipo de fútbol Cienciano de Cusco y es actualmente monitor de rafting. (¡Un saludo para ti, Oswaldo, desde estas páginas, por los ratos pasados juntos!). Tras alojarnos en el hotel Tierra del Sur, recomendable por su situación en el centro de la ciudad, limpieza y comodidad, nos disponemos a pasear por la ciudad. Por ahora, no notamos la altitud, ni nada por el estilo.

 

Arequipa

Está situada en el valle del río Chili, al pie del volcán El Misti (5822 m). Considerada la segunda ciudad en importancia del Perú, Arequipa destaca como el principal centro textil de alpaca del mundo. Chachani (6075 m) y Picchu Picchu (5571 m) son los otros dos volcanes que flanquean a El Misti, a izquierda y derecha, respectivamente. Conocida como "Ciudad Blanca" debido a la piedra volcánica porosa (sillar) con la cual son construidas la mayoría de las edificaciones, la ciudad conserva un estilo colonial característico.

Oswaldo nos ha presentado a la que será nuestra guía turística en Arequipa: Ildana, una simpática joven arequipeña, que nos lleva a los sitios más interesantes de la ciudad y nos pone al día de su historia. Os aconsejamos un paseo por la Plaza de Armas, la Catedral, las iglesias de San Francisco y Santo Domingo, la iglesia de la Compañía, con dos atractivos claustros anejos que en la actualidad albergan tiendas que venden productos de alpaca, antigüedades.. y el barrio de Yanahuara, al que llegamos cruzando el río Chili por el puente Grau. En este barrio, destaca la iglesia de Yanahuara, que alberga la imagen de la Virgen de Chapi, patrona de Arequipa. Nuestro paseo no ha resultado nada aburrido, pues además del extraordinario interés que tienen los monumentos de esta ciudad, hoy hay una manifestación numerosa que recorre sus calles, en demanda de mejores condiciones laborales. Muchos trabajadores y muchos policías, ocupan la plaza de Armas y las calles cercanas. Los manifestantes se instalan en las principales plazas de la ciudad y sacan los útiles de cocina y empiezan a cocinar en plena calle, repartiendo sus comidas entre todos. Huele a especias, cordero, lomo saltado, estofados… ¡que hambre!, así que decidimos hacer un alto y comer en uno de los muchos restaurantes que rodean la plaza de Armas. Por unos 10 nuevos soles se puede comer un buen menú completo.

La tarde la aprovechamos para visitar el Monasterio de Santa Catalina, un edificio colonial realmente fascinante, de unos 20.000 m2. Es como una ciudad dentro de otra ciudad. Realmente no es un monasterio sino un convento donde habitan las monjas. Merece la pena dedicarle unas horas y recorrer sus celdas, salas, pasadizos, calles, claustros… todo muy bien cuidado. La entrada cuesta 25 soles. Hay visitas guiadas aunque también puedes ir por libre.

Después de descansar un rato, salimos a cenar a la zona de la Plaza de Armas. Elegimos para esta vez el restaurante La Bóveda y como no estoy dispuesto a dejar de probar todos los platos típicos del país, pido papa a la huancaína, patata hervida con salsa de queso, limón, aceite, yema de huevo y ají. Deliciosa.

Para terminar la visita a Arequipa, no dejéis de ver el Museo Santuarios Andinos, que expone en su interior a la famosa “princesa de hielo” Juanita, la momia de una doncella inca sacrificada en la cumbre del Ampato hace más de 500 años. La prisa por salir de la ciudad muy temprano por la huelga del transporte hizo que nos perdiésemos la visita.

 

Lunes 11 de julio 2005: de Arequipa a Chivay.

¡Otra vez a madrugar! La amenaza de paro en el transporte nos apremia a salir de la ciudad para nuestra segunda etapa. Hoy conocemos a Sandy, nuestra guía para los próximos días, y a Rafael, el conductor de la combi. A la salida de Arequipa nos aprovisionamos de agua embotellada, caramelos de coca (para la altura), chocolate, etc. Nos espera una ruta dura hasta llegar a Chivay.

 

Travesía Arequipa-Chivay

 

La carretera está asfaltada en el primer tramo. Vamos subiendo en dirección noroeste hasta el altiplano, pasando junto al volcán Chachani (6075 m). Los paisajes son espectaculares: al fondo a la izquierda, el Ampato (6318 m). El modelado típico glaciar-nival nos acompaña gran parte del recorrido. Hacemos una parada para tomar un mate caliente en la zona conocida como Patahuasi (3979 m). Hay unas formaciones geológicas muy vistosas de rocas volcánicas erosionadas por la acción del agua y del viento. Algunos habitantes de la zona montan aquí sus pequeñas tiendas de productos de alpaca, andesita, etc.

Se ha terminado la carretera asfaltada y comienza una pista empedrada en muy mal estado durante todo su recorrido (¡una hora de camino!). Sandy nos comenta que está previsto arreglar esta pista. Además hace todos los esfuerzos posibles para captar nuestra atención ya que estamos notando el cambio horario y los madrugones de estos días y se nos ve una cara de sueño… y la zona que estamos atravesando merece la pena. Nos adentramos en la inhóspita puna, hasta alcanzar la Reserva Nacional Salinas y Aguada Blanca, que cubre 367.000 Ha con una altitud media de 3850 m. Sandy nos explica la vegetación, adaptada a la altitud y al frío. Destaca el ichu (alimento de la llama, duro, que controla el crecimiento de sus dientes), la tola, y a más altitud –cerca de los 5000 m- la yareta, muy protegida pues se ha utilizado como combustible desde tiempos inmemoriales. Vemos bastantes grupos de vicuñas y de alpacas y llamas domesticadas. Es difícil ver al otro camélido sudamericano, el guanaco, casi desaparecido de la región. Me atrae especialmente la fauna acuática de las lagunas y zonas cercanas: el huaco (pájaro bobo), guayata, ibis (Puna ibis), pato cordillerano, gaviota andina, caracara

La carretera vuelve a ser asfaltada y continúa hasta alcanzar el collado de Patapampa (4950 m de altitud). Estamos en una zona sagrada, en un santuario andino: la zona de las “ampachetas”, pequeños montículos de piedras colocadas como ofrenda a los dioses. Las hay a miles. Ofrecen un buen escondrijo para uno de los roedores de estas alturas, la vizcacha. En esta zona algunos miembros del grupo notan ya el “soroche” o mal de altura pero se recuperan pronto. Desde el mirador observamos perfectamente el Ampato, el Sabancaya (que es el volcán más activo de la zona), el Chachani (6075 m) y el Hualca Hualca (6025 m). Descansamos un rato para acostumbrarnos a la altura y para recorrer los alrededores. Los paisajes son asombrosos. Compramos algún recuerdo hecho con andesita a los vendedores que se instalan en esta parada. A continuación seguimos camino a Chivay. El descenso ocurre bruscamente, la carretera empeora en algunos tramos. Pasamos cerca del volcán Mismi, considerado ya, según las últimas investigaciones por satélite de la NASA, como la fuente del Amazonas (en un lago de deshielo). Seguimos viendo alpacas y llamas. Llegamos a Chivay, capital del distrito de Caylloma, tras cinco horas de recorrido real para 200 km de distancia desde la partida.

 

Chivay

 

Localidad de 4000 habitantes, situada a 3650 m de altitud, a la entrada del Cañón del Colca, en el centro de un amplio valle rodeado de espectaculares montañas. Nos disponemos a comer en el restaurante Calamarcito’s (c/ José Gálvez, 232). Es recomendable el filete de alpaca, condimentado según costumbre del lugar. Es una carne tierna y muy sana. Damos una vuelta por la plaza de la iglesia y por el mercado. Hay mucho bullicio.

El alojamiento lo tenemos en el cercano pueblecito de Yanaque, en el hotel turístico Collahua, recientemente construido, que combina perfectamente la rusticidad de los materiales de la zona con un buen confort. Aprovechan la energía solar para dar agua caliente.

En Chivay destacan sus aguas termales, que visitamos al atardecer. Situadas a 3 km de Chivay, tienen piscina interior y exterior. ¡Vaya gozada bañarse al aire libre con el agua a 40 oC y la temperatura del aire a 7-8 oC ! En el recinto de las aguas termales puede visitarse también un pequeño museo etnológico.

La vida nocturna de Chivay gira alrededor del turismo. Se pueden encontrar varios locales de música andina y comida típica. También hay pubs irlandeses.

 

Martes, 12 de julio 2005: al cañón del Colca.

¡Madrugón! Hoy hay que llegar pronto al mirador de la Cruz del Cóndor  ya que los cóndores salen temprano a volar para aprovechar las corrientes de aire que se producen en el Cañón del Colca al salir el sol. Así que tras un buen desayuno, tomamos la pista sin asfaltar que bordea por el lado sur el cañón. Esta pista pasa por varios pueblos que aún utilizan los bancales preincas e incas para los cultivos. El primer pueblo de la ruta es Yanaque, donde destaca la Iglesia de la Inmaculada Concepción, del siglo XVIII. Seguimos ascendiendo por la pista y pasamos bajo unas tumbas preincas talladas en la roca, en lo alto. Una de ellas destaca sobre las demás por su color rojizo: se supone que era de alguien importante. A continuación pasamos por Anchoma,  Maca y Pinchillo. Estos pueblecitos los hemos visitado a la vuelta, para poder llegar temprano a la Cruz del Cóndor. También hemos dejado a nuestra derecha unas ruinas preincas, Malaka.

Al fin llegamos al mirador (3675 m) cuando aún no hay casi nadie. Hay que coger buen sitio para la observación de la mayor rapaz conocida en el mundo. Los vendedores ya empiezan a llegar y a situarse en la explanada para ofrecer sus productos. La vista panorámica desde este mirador, conocido aquí como Chaglla, es lo mejor del cañón del Colca. Hemos visto planear un grupo de cóndores andinos durante 90 minutos aproximadamente y el espectáculo es fascinante, realzado por el espectacular cortado de 1200 m y la vista de El Mismi al otro lado del barranco. El vuelo del cóndor, pasando por encima de nuestras cabezas, es algo único. También se puede pasear por los bordes de los cortados (hay senderos) y observar la vegetación característica: la kantuta o flor del inca, símbolo del Perú; la chirichiri (“viento” en quechua), numerosos cactus, etc.

Volvemos a comer a Chivay. Aprovecho la tarde para molestar un poco a nuestra guía Sandy para que me ponga al tanto de la flora y fauna de la zona. Después descansamos un buen rato antes de cenar “omelette de verdura” y otras exquisiteces peruanas. Hoy hay que dormir más rato porque ya llevamos bastante cansancio acumulado. Pero antes, doy una vuelta por los alrededores. Hace frío. Arriba, en un grandioso cielo estrellado, veo La Cruz del Sur. Es la primera vez en mi vida que puedo observar en el cielo esta constelación. Y con ese pensamiento, me voy a dormir.

 

Miércoles, 13 de julio 2005: de Chivay a Puno.

Hoy nos espera una buena paliza de furgoneta. Salimos pronto de Chivay en dirección a Puno (a 250 km). La ruta, en su primer tramo nos lleva otra vez a Patapampa, donde paramos un rato. Más adelante, vemos una escuela en Vizcachani, un pequeño poblado en mitad de la nada. Los niños nos saludan muy amablemente. El maestro, que atiende juntos a niños de todas las edades (de escuela primaria), nos habla de la falta de medios que padece la escuela. También nos comenta el gran mérito de algunos de esos alumnos que tienen que andar una hora y media desde su hogar hasta la escuela, ¡ con el clima que hay aquí ¡ Nos agradece mucho el material que le damos y quedamos en enviar más libros de lectura, lápices, gomas, etc. cuando volvamos a España. Seguimos hasta Potohuasi donde almorzamos cordero a la plancha y sopa caliente, que se agradece mucho.

Nos despedimos de Sandy y Rafael agradeciéndoles su simpatía y amabilidad, cambiamos de furgoneta y tomamos la carretera asfaltada que lleva a Juliaca y Puno, atravesando el altiplano. En esta ruta hay grandiosos paisajes volcánicos. También algunos lagos, uno enorme, el lago Lagunilla. Podemos observar gran cantidad de fauna propia de los  Andes: alpacas, llamas, vicuñas y una gran variedad de aves, entre las que abunda el kara-kara. Tras una parada ocasionada por la policía de carreteras, que sin motivo aparente nos mantuvieron un buen rato en el arcén, y que se solucionó en cuanto nuestro conductor ofreció cierta cantidad de soles, continuamos hasta Juliaca, población que nos recibió con un tráfico intenso, muchos trici-taxis y mucho ajetreo en las calles. Nos sorprendió la gran cantidad de gente que construye sus propias casas de adobe (“Plan de Autoconstrucción de Viviendas” rezaban los carteles).

Al atardecer llegamos a Puno, a 45 km de Juliaca.

 

Puno

Desde la carretera se puede apreciar una vista grandiosa del Lago Titicaca, que mañana navegaremos. Nos alojamos en el Hotel Tambo Real, limpio y cómodo. En Puno se puede visitar la Catedral barroca, en la plaza de Armas. Al lado de la plaza está la casa del Corregidor, una de las más antigua de Puno, convertida en centro cultural. Para vivir el bullicio de la ciudad, nada mejor que dar un paseo por la calle Lima. Ahí se encuentran también los mejores restaurantes y algunos locales con música de todo tipo como el Ekeko`s.

 

Jueves, 14 de julio 2005: a la isla Amantaní.

Hoy viajamos a las islas del lago Titicaca con un nuevo guía, Enrique. Empieza a explicarnos la cultura y tradiciones de los habitantes del lago mientras navegamos en dirección a las islas flotantes de los Uros. El lago, el de mayor altitud de los navegables (3820 m), tiene 170 km de largo y 60 de ancho, por lo que el horizonte no parece tener límite. En 20 minutos, hemos llegado a la primera isla, construida con juncos flotantes denominados totora, que crecen abundantemente en la zona baja del lago. La totora es parcialmente comestible y se usa para construir las casas, los barcos y la artesanía de los uros. Cada isla se construye con varias capas de totora que se reponen constantemente desde arriba a medida que se van pudriendo las inferiores, de modo que la superficie siempre está mullida. La isla tiene un espesor de 2 metros aproximadamente, mientras que el lago tiene una profundidad de unos 15 metros en esta zona. Los uros hablan actualmente aymara, aunque no es su idioma nativo, que está ya casi desaparecido. Se aislaron de los incas y collas, pueblos muy agresivos. Actualmente, no hay más de 350 habitantes en las islas flotantes y casi todos trabajan en Puno. Nos dice Enrique que cuando hay discusiones entre los habitantes de las islas, las cortan en pedazos y cada familia vive así independientemente. En las islas hay colegio y oficina de correos. Para transportar a los turistas han construido barcas con totora trenzada cuya proa representa siempre un animal. Los uros venden su artesanía a los turistas exponiendo sus trabajos hechos con totora.

Seguimos en dirección a la isla Amantaní, a 3 horas de barco. Atravesamos la inmensa extensión del Titicaca, en dirección a Bolivia. Al llegar al pequeño puerto, nos esperan las familias con las que conviviremos estas horas. Cada familia alojará 2 ó 3 turistas. El reparto lo hace el alcalde-presidente de la comunidad. La casa que nos ha tocado es muy humilde. Da al lago, por lo que la vista es espectacular. Ángela y su hija Ana María nos atienden muy bien. Tiene cinco hijos en total. Dos trabajan en Puno, otro estudia secundaria (René) y otro es todavía muy pequeño. Los hijos hablan bien el castellano. Entre los miembros de la familia hablan en quechua aunque su cultura está muy influenciada por los aymaras.

Comemos sopa, oca (un tubérculo con sabor parecido a las castañas asadas y con forma de gusano) y patatas con arroz. Acabamos con mate de coca o una infusión de muña (semejante al tomillo).

Por la tarde, subimos al centro del poblado (¡vaya cuestas!). Vemos un partido de fútbol entre nativos y turistas. Estamos casi de fiesta pues hoy se inaugura un centro de reuniones. Los jefes de la comunidad (¡Con sombreros cordobeses!) se hacen las fotos de rigor para recordar el importante evento. Al anochecer, bajamos a cenar a la casa: sopa de verduras, arroz con verduras y mate de coca. Después hay una fiesta para turistas, donde hay que ir con los vestidos típicos de la isla. A las 22 h todo se termina: el silencio reina en al isla. Sólo se ven algunas lucecitas de las pocas casas que disponen de luz. ¡Que cielo tan estrellado se divisa desde aquí, con la majestuosa Cruz del Sur !

 

Viernes, 15 de julio 2005: a la isla Taquile.

Tras desayunar mate de coca y una masa parecida a los churros (muy buena), nos despedimos de nuestra familia y les dejamos en agradecimiento arroz, pasta, fruta, etc. además de comprar algún que otro gorro, guantes de lana… Quedan muy agradecidos y Ana María nos acompaña al embarcadero. Embarcamos hacia la isla Taquile (1 hora de viaje). Hay fuerte oleaje a la llegada. Ascendemos hacia el centro de la isla (30 minutos de recorrido) donde está el poblado principal. Se entra a la plaza por un arco. Hay un campanario muy antiguo. El edificio del Ayuntamiento desentona bastante con el aspecto general de la plaza. Desde aquí arriba, se ve un paisaje espectacular: al fondo, en el horizonte, la cordillera Real, en Bolivia, con sus cumbres nevadas.

Descendemos un poco y visitamos la escuela Virgen de los Campos, hablamos un rato con los niños y algunos maestros. Nos cantan el himno de Perú y un himno del maestro. Les dejamos material escolar que hemos traído desde España. Es la hora del reparto de leche en el patio.

Continuamos bordeando la isla y comemos en el restaurante Kantuta: aquí pruebo por primera vez el pejerrey a la brasa, pescado excelente. Repito.

Empezamos a descender por calles muy típicas y atravesamos por dos arcos de piedra con vistas excelentes hacia el lago. Hay un descenso de ¡530 escalones!, aunque la cifra varía según a quien le preguntes, nos dice el guía Enrique. Embarcamos y tras 3 horas de viaje (con oleaje fuerte a veces) llegamos de nuevo a Puno, al mismo hotel, el Tambo Real. Tras descansar un rato, salimos a dar una vuelta por el centro, lleno de tricitaxis. Muchas mujeres con sus polleras de colores llenan de colorido las calles. Hace mucho frío. Cenamos en el restaurante Internacional y oímos música en Ekeko´s.

 

Sábado, 16 de julio 2005: a Sillustani y Cuzco.

Salimos pronto el dirección al complejo arqueológico de Sillustani, cerca del pueblo de Atuncolla, donde destacan fundamentalmente los monumentos funerarios de los collas y los lupacas, llamados chullpas, alguno de gran tamaño como la torre que alcanza 12 metros. Estas torres están ubicadas en una pequeño meseta en el interior de la laguna de Umayo, a 3890 m de altitud. La única apertura de las tumbas es un pequeño agujero en la cara este, justo para que cupiese una persona. Después del enterramiento la tumba se sellaba. Las paredes externas de las torres están construidas con bloques macizos que recuerdan los trabajos en piedra realizados por los incas. Algunas chullpas están esculpidas, la más conocida tiene la forma de un lagarto. Hay grabados que recuerdan a la serpiente, cóndor, puma, etc.

Se puede visitar un pequeño museo donde hay varias momias expuestas, cerámica, cráneos deformados para parecerse en su forma a los volcanes (dioses), instrumentos diversos, etc. Es interesante aunque sencillo.

Salimos de Sillustani y en el camino paramos a ver una casa típica de la zona. Nos ofrecen queso y algunos productos del campo. En la puerta tienen llamas, una alpaca suri (mucho pelaje) y un guanaco (Lama guanicoe), forma silvestre de la llama, animal que veo por primera vez en mi vida.

Proseguimos hacia Pucara, donde nos encontramos con un inmenso mercado de lanas, tejidos… con una infinidad de coches, camiones y furgonetas por todos sitios, sin orden ni concierto. El atasco es tremendo. Tardamos un buen rato en salir de allí. Un poco más adelante, en Ayaviri, compramos cordero asado y comemos en un lugar cercano, junto a un río seco. Oswaldo nos sorprende con queso, jamón cocido, tomates… ¡y aceite de oliva!. Después de comer seguimos ruta por la carretera transandina nº 3. Pasamos el límite fronterizo Puno-Cuzco, a 4335 m de altitud. Paramos a hacer fotos. A nuestra derecha, en el sentido de la marcha, el imponente monte Chimboya (5000 m), donde nace el río Wilcanota (Wilkamayo, en quechua), que más adelante tomará el nombre de Urubamba y luego Ucayalit, y junto al río Marañón, formará el Amazonas. Un poco más atrás del Chimboya, está el monte Kurunana (5300 m).

El paisaje de puna empieza a cambiar y empiezan a aparecer árboles de diferentes tipos. Seguimos el curso del Wilcanota. Pasamos por Pampacucho, que está en fiestas. En todo Perú se celebra la festividad de la Virgen del Carmen por todo lo alto. Paramos un rato para ver los desfiles de jóvenes, llenos de colorido, frente a la iglesia principal del pueblo.

Seguimos nuestra ruta y paramos en el pequeño pueblo de San Pedro, para ver las ruinas de Raqchi, con su templo dedicado a Wiracocha, restos de casas, granero, fuentes… Es muy bonito todo esto. La visita es muy rápida porque se está haciendo de noche y todavía quedan dos horas para llegar a Cuzco.

Llegamos por fin a Cuzco, tras 400 km de recorrido total. Hacemos una breve visita a la plaza de Armas, impresionante. Nos alojamos en el hotel Vilandré, bueno, con ascensor, a diferencia de los anteriores, lo que se agradece cuando tienes que subir tanto equipaje tras muchas horas de viaje. Cenamos en un restaurante de la plaza de Armas y nos vamos a escuchar música y tomar algo al pub Mama África, con mucho ambiente.

 

Domingo, 17 de julio 2005: al valle Sagrado

Muy temprano salimos en dirección a Písac atravesando el valle sagrado de los incas (valle del río Urubamba), acompañados por nuestro nuevo guía, Coco. Hay unas vistas impresionantes, tanto del valle como de las montañas que lo rodean. Visitamos el interesantísimo complejo arqueológico de Písac, que se eleva sobre el pueblo en una meseta triangular con una garganta que baja a cada lado. Es famoso, además de por sus restos arqueológicos, por los bancales incas de cultivo. Por encima de las terrazas pasan los caminos que bordean las montañas. También se encuentra en la zona, el centro de ceremonias, con un Intihuatana, antiguo adoratorio solar utilizado también como reloj de sol, numerosos canales de agua y algunos templos. Un camino nos lleva hasta una serie de baños ceremoniales y a la zona militar del complejo. En las paredes de las montañas hay numerosos agujeros excavados que corresponden a tumbas incas.

Después de pasar un buen rato visitando el complejo arqueológico, bajamos al pueblo que está celebrando la festividad de la Virgen del Carmen. Hay danzas en la plaza principal, conjuntos ataviados al estilo inca recorren las calles cantando y danzando. El mercado de Písac, famoso en el mundo entero, está en ebullición. No se puede dar un paso. Las tiendas de cerámica, telas, productos típicos … están llenas. Aprovecho para comprar una bolsa de viaje tejida y teñida a la antigua usanza inca, y un par de cuadernos de piel para los  viajes.

Sobre las 12,30 nos marchamos de Písac para visitar los restantes yacimientos arqueológicos, ya de vuelta a Cuzco. Paramos en Tambomachay, bonito baño ceremonial  de piedra labrada que canaliza el agua de un manantial a través de una serie de fuentes aun en funcionamiento. Se le conoce como baño del Inca, y hay teorías que relacionan este lugar con rituales de culto al agua. El siguiente yacimiento, Puca Pucara, está situado enfrente. A continuación, marchamos hacia Qenko (zig-zag, en quechua). Se trata de una gran roca caliza llena de nichos, escalones y tallas simbólicas, entre ellas los canales en zig-zag que probablemente se usaron para sacrificios rituales de chicha. Arriba del todo hay una gran superficie plana usada en las ceremonias, pudiéndose ver unas imágenes grabadas de un puma, un cóndor y una llama. Más abajo, se pueden visitar los túneles excavados en la roca y una misteriosa cueva subterránea con altares tallados en la piedra.

Por último, hemos visitado el yacimiento de Sacsayhuaman, de significado religioso y militar. Es inmenso. Significa “halcón satisfecho”. Sólo queda el 20 % de la estructura original. Tiene tres zonas: una formada por fortificaciones de tres plantas (alguna de sus piedras pesa 300 toneladas). Enfrente, la colina llamada El rodadero, con sus muros de contención, unas rocas curiosamente pulidas y una serie de bancos de piedra con finas tallas conocida como el trono del Inca. Entre las dos zonas, una extensión de terreno llano que se usa hoy para el espectáculo turístico del Inti Raymi, el 24 de junio. Este fuerte fue escenario de una de las batallas más cruentas de la conquista.

Son más de las 15 h y nos bajamos a comer a Cuzco. En los alrededores de la plaza de armas, en el restaurante El Molino, nos sentamos a comer y descansar un rato mientras pasa por la calle la procesión de la Virgen del Carmen. Por la tarde damos un paseo y visitamos la casa de Garcilaso de la Vega y el barrio de San Blas. Cenamos en Chez Maggy, donde es todo un espectáculo escuchar a los artistas locales cantar y tocar música. Si vais por este local no os perdáis los huevos fritos con tomate y cebolla y el pan de ajo con alioli. Y tampoco os perdáis la dulce voz de la niña Pati de Cuzco y su hermanita Ángela Graciela, cantando Cuando llora mi guitarra y Huye de mí. Os gustará, seguro.

 

Lunes, 18 de julio 2005: Cuzco, Chinchero, Ollantaytambo.

Nada más desayunar nos vamos a visitar el convento de Santo Domingo y Qorikancha, en la avenida del Sol. Este fue el antiguo templo inca del sol que hoy compone el basamento de la iglesia de Santo Domingo. Fue el templo más rico de Tahuantinsuyo. Significa “patio dorado” pues estaba literalmente cubierto de oro. En él se celebraban ritos religiosos, se conservaban los cuerpos momificados de los incas y se utilizaba como observatorio. La estructura de piedra que se conserva es una de las mejores muestras arquitectónicas incas. Dentro hay pequeños templos dedicados al trueno, al rayo, al arcoíris…

            La iglesia de Santo Domingo conserva pinturas coloniales de la vida del santo. Tiene un claustro precioso. El Qorikancha era el sitio original de celebración del Inti Raymi, el 21 de junio (y no el 24). Después se trasladó a Sacsayhuamán.

            Después de esta visita nos vamos a la Catedral, que está flanqueada por las capillas del Triunfo (el templo más antiguo de Cuzco) y de Jesús María. Parece que ocupa el lugar del supuesto palacio del inca Viracocha. Hay una buena colección de pinturas de la escuela cuzqueña. Destaca La Última Cena, de Marcos Zapata con un cuy haciendo las veces de cordero. También destaca una imagen de la ciudad destruida en el terremoto de 1650. Los habitantes sacaron la imagen de un Cristo que hoy se llama El Señor de los Temblores (sale en procesión el Lunes Santo). En la Catedral están los restos de Garcilaso de la Vega, en una bóveda. Los trajeron a Cuzco los reyes de España en el año 1978.

            Desde Cuzco nos vamos otra vez hacia el valle Sagrado, pero ahora hacia la población de Chinchero (3762 m de altitud, 2000 habitantes). Su nombre significa “lugar donde nace el arcoíris”. En la plaza hay una enorme muralla inca y una iglesia colonial construida sobre cimientos incas. También hemos visto bancales de la época inca. Algunas mujeres se afanan en recoger papas deshidratadas.

            Bajamos al valle del Urubamba entre espectaculares paisajes y llegamos a Ollantaytambo (2800 m de altitud). Esta población está dominada por la enorme fortaleza inca y es ejemplo de planificación urbana de la época. La zona del templo se encuentra en la parte más alta de las terrazas. Traían las piedras de la cantera que hay a 6 km de distancia en la orilla opuesta del Urubamba.

            Nos alojamos en la casa de hospedaje Inca Tambo, algo lejos de las ruinas.

 

Martes, 19 de julio 2005: Ollantaytambo, Urubamba, terrazas de Moray, salinas de Maras.

            ¡Llueve! Las nubes rodean las montañas cercanas ofreciendo un espectáculo sin par. Se suspende el rafting que teníamos programado para hoy en espera de mejor tiempo. Nos vamos hacia Urubamba, a ver el taller de Pablo Seminario, conocido alfarero local que crea obras atractivas y originales de influencia precolombina, diferente a todo lo que hay en la zona de Cuzco. Damos un paseo por el mercado y la plaza principal del pueblo. Nos recoge Coco para ir a ver las terrazas de Moray. Son unas terrazas concéntricas excavadas a diferentes niveles en una enorme cuenca. Cada nivel  parece tener su propio microclima, según la profundidad de la cuenca. Se cree que los incas las usaban como laboratorio agrícola. Para llegar hasta ellas hay que ir al pueblo de Maras.

            Desde Moray marchamos hacia las salinas de Maras, a las que se accede cruzando el río Urubamba por un puente peatonal y ascendiendo unos 3 km. Desde los incas se han venido utilizando estos terrenos para la extracción de sal. Una fuente termal en lo alto del valle mana un pequeño chorro de agua muy salada  que se va repartiendo por las laderas y, al evaporarse, forma estas espectaculares salinas.

            Volvemos a comer a Ollantaytambo y por la tarde damos una vuelta por el pueblo. Sigue lloviendo. Tomamos un café al lado de las ruinas. Esta noche hemos decidido todos tomar  fruta y yogur, a ver si mejoramos un poco del vientre.

 

Miércoles, 20 de julio 2005: Aguas Calientes y Macchu Picchu.

El tren Vistadome nos lleva hasta Aguas Calientes desde la estación de Ollantaytambo. Salimos a las 7,10 h. El recorrido es espectacular: inmensas montañas, densa vegetación, vistas del río Urubamba con sus famosos rápidos… Llegamos a Aguas Calientes en 1h y 5 minutos. Hay una gran cantidad de vendedores de todo tipo esperando en la misma vía del tren, que pasa muy lentamente  por un pequeño puente que están construyendo. Oswaldo nos espera (él se vino el día anterior en el tren “barato”) y nos lleva a alojarnos en el hotel Pachakuteq, bueno, original en cuanto a habitaciones y  pasillos, cómodo, limpio y atención agradable.

Salimos hacia Macchu Picchu en buses que parten cada media hora (o cuando se van llenando). La carretera serpentea y a veces me pregunto cómo sortean las curvas los conductores. Vamos atravesando un precioso bosque húmedo subtropical. La niebla asciende en oleadas desde el río, que queda abajo, muy profundo. El espectáculo de la niebla es increíble.

Tras 25 minutos de subida se llega a la entrada de las ruinas más famosas del mundo inca. Tras pagar la entrada (77 soles para los extranjeros) pasamos el control. Sólo vamos Macarena, Miguel Ángel y yo, los demás se han quedado en Aguas Calientes para visitar una catarata cercana. Nosotros hemos preferido hacer esta visita pues creemos que con la de mañana (la que de verdad entra en el viaje) no tendremos suficiente.

Nuestra intención es subir hasta Inti Punku, (la “puerta del sol”) y desde ahí llegar hasta las ruinas de Wiñaywayna, recientemente descubiertas, siguiendo el camino del Inca. Así lo hacemos. La senda es empinada, hay varias ruinas en el camino (terrazas, miradores…). Hay que reponer aire de vez en cuando. Así aprovechamos para ver el paisaje que es realmente espectacular: al frente, el Putucusi (monte en forma cónica con el río Urubamba rodeándolo), detrás el Wayana Picchu (mucha gente pernocta en él) y abajo las ruinas de Macchu Picchu. Desde aquí arriba se ven llegar los trenes, como de juguete, llenos de gente.

Desde Macchu Picchu a Inti Punku se tardan 45 minutos. Estamos a 2730 m y hay una temperatura de 15,6 ºC. La vegetación es incréible. Veo ejemplares que nunca he visto en otros lugares: orquídeas preciosas, una especie de ¿bambú?, kantuta… y un gran número de especies de llamativas mariposas.

Llegamos en 1h 10`al control de Wiñaywayna siguiendo el Camino del Inca en sentido contrario al habitual. No nos dejan pasar, se supone que deberíamos haber comprado un ticket en el control de Macchu Picchu, pero nadie nos dijo nada ni estaba indicado en ningún sitio. La amabilidad de las dos vigilantes nos permite pasar sólo 5 minutos para hacer las fotos consiguientes. Son increíbles. Estamos a 2620 m. Llueve durante todo el recorrido de vuelta a Macchu Picchu. La verdad es que la lluvia nos ha permitido ver estos parajes con otro punto de vista. Me ha encantado la ruta de hoy.

Ahora sale el sol y vemos desde Inti Punku los rayos introduciéndose entre las montañas y las ruinas. Hoy he podido apreciar todos los olores, colores y sensaciones de esta excepcional montaña. Me quedo un buen rato bajo la Cabaña del Guardián, pensando… apreciando todas las increíbles sensaciones de este antiguo recinto inca.

Son ya las 17 h y tomamos un café a la salida antes de volver  en el bus a Aguas Calientes donde, después de descansar un rato en el hotel, he ido a darme un baño en las aguas termales, no tan buenas como las de Chivay.

Compro algunos sellos y sobres 1ª emisión y salimos a cenar a “El indio feliz”, restaurante de merecida fama, pero algo caro. He pedido “huevos a la peruana” que son huevos fritos con tomate y cebolla, pan con ajo para mojar y patatas fritas con ajo.

 

Jueves, 21 de julio 2005: Macchu Picchu.

            Otra vez a visitar Macchu Picchu. Hoy es la visita “oficial”. Coco nos explica la estructura de la ciudadela y nos enseña las estructuras más interesantes: cabaña del vigilante de la roca funeraria, baños ceremoniales, templo del sol, templo de las 3 ventanas, plaza sagrada… Paseamos por todas estas zonas durante 2 h aproximadamente. A las 14 h, después de comer, me bajo al hotel y espero a que vayan llegando los compañeros. Macarena y yo nos tomamos una infusión de manzanilla mientras esperamos.

A las  16,45 h tomamos el Vistadome que llega en 1 h 10`a Ollantaytambo y en 45`más a Urubamba donde nos espera Oswaldo y Aquiles (el conductor de la furgoneta) que nos llevan hasta Cuzco, al hotel Vilander. Y cómo no, por la noche, salimos a cenar a Chez Maggy donde tomo un vino del terreno y un bocadillo de alpaca (muy bueno).

 

Viernes, 22 de julio 2005: Cuzco.

            Día libre en Cuzco. El “rafting” queda para mañana. Voy al Centro Bartolomé de las Casas de Estudios Regionales (c/ Limacpampa Grande, 565) y compro un libro de Ecología del Perú y otro de cuentos andinos (en quechua y castellano). Doy una vuelta por las callejuelas cercanas a la plaza de Armas y voy a comer con los demás a Amalur, en la calle Plateros.

            Por la tarde, con Mª José y Miguel Ángel, voy a ver el museo Inka, muy interesante. Cenamos otra vez en Chez Maggy, donde Pati de Cuzco nos deleita con Cuando llora mi guitarra.

 

Sábado, 23 de julio 2005: ¡Rafting en el río Urubamba!

            Hoy es el día del “rafting” tan esperado. Sólo Macarena y yo nos hemos apuntado, somos los más “aventureros”. Lo hacemos partiendo desde el centro de rafting “Loreto tours” y terminamos más allá de la estación de tren de Ollantaytambo, superando rápidos de nivel III y IV. Ha sido una jornada genial. Por la noche, en el café Trotamundos, con los demás compañeros, Oswaldo nos ha traído las fotos de la jornada y hemos contado nuestra experiencia. Desde que era pequeño, y leía a Tintín, tenía fija en mi mente la idea de hacer esta actividad en el río Urubamba. Mis deseos se han cumplido.

            Por la noche, en Chez Maggy, nos despedimos ya de Pati y su hermana Ángela Graciela, nos hacemos fotos con ellas y nos despedimos de Cuzco.

 

Domingo, 24 de julio 2005:  Lima, Ica y Nazca.

            A las 07,50 tomamos el vuelo de Star Perú, Cuzco-Lima. Nos despedimos de Coco en el aeropuerto. Tras 1 h de vuelo, llegamos a Lima, con niebla y nubes, como es lo habitual. Tras dejar el equipaje en el hotel de Miraflores, nos vamos a dar una vuelta por el centro de la capital. Paseamos por los alrededores de la Plaza de Armas, muy adornadas con banderas del país, pues dentro de pocos días empiezan las “fiestas patrias”. Visitamos la Catedral, donde está enterrado Francisco Pizarro, fundador de la ciudad. También visitamos la iglesia de San Francisco de Asís, con las catacumbas. Comemos muy cerca del Palacio Presidencial.

Macarena, Mª José, Oswaldo y yo nos despedimos del resto del grupo pues nos vamos a Nazca. Un taxi nos lleva a la estación de bus Perúbus que hace la línea Lima-Ica Salen cada 15 minutos. A las 15 h ya estamos camino de la carretera interamericana. Muchísimos pueblecitos, muy pobres, con casas casi descubiertas, en estado semiabandonado, paisaje desértico, a nuestra derecha, el océano Pacífico, neblina de tierra… Hay muchas paradas en el camino, el viaje se hace pesado. Entra y sale mucha gente, vendedores de helados, patatas fritas… Tras 4 h y media de pesado viaje (son 300 km más o menos) llegamos a la estación de Ica. Hay problemas para encontrar transporte a Nazca. Al fin, en un vehículo americano Brougham, llegamos a Nazca tras 1h y media de viaje. Nos alojamos en el Hotel Mirador (normalito) en la misma plaza de Armas de la localidad.

 

Lunes, 25 de julio 2005: Visita a las líneas de Nazca y casa de María Reiche. Oasis de Nazca.

            Nos vamos temprano hacia el aeródromo de Nazca para sobrevolar las famosas líneas de Nazca. Se pagan 5 soles de tasas de aeropuerto y 50 $ por el vuelo. Merece la pena. Despegamos en un T210A y durante 30 minutos aproximadamente sobrevolamos las figuras. Son geniales. Además, el día ha ayudado bastante para poder verlas en todo su esplendor: sol, sin viento, sin niebla, sin arena… Vimos el cóndor, el mono, la araña…

            Después del vuelo, volvemos en el mismo auto a Ica-Pisco. Paramos en la torre de observación que hizo construir María Reiche (la estudiosa de las líneas). La torre está al mismo borde de la carretera Panamericana. Ahí se ven las figuras del árbol, las manos. Seguimos camino por el desierto de Nazca (excepcional) y paramos en la casa de María Reiche, alojamiento que le concedió el gobierno peruano para que prosiguiera sus estudios. Allí están sus cosas, sus fotos, cerámica de Nazca, momias, cráneos … y su tumba, que comparte con su hermana.

            Seguimos atravesando el desierto. Poco a poco el paisaje cambia. Aparecen cursos de agua que crean valles verdes. Llegamos a Ica y seguimos en dirección al Oasis de Nazca, un auténtico oasis, eso sí, ”turístico”, entre las enormes dunas. En un restaurante de la zona, pruebo el cebiche de pejerrey, pescado crudo macerado con limón, muy picante.

            Nos vamos al hotel Zarcillo, de Pisco-Chalco, en una zona de playa, muy bonita. Su dueño, Lucho, es amigo de Oswaldo y transformó una casa de playa en este hotel. Es el dueño de la compañía que hace viajes a las islas Ballestas y a la Reserva Nacional de Paracas.

            Damos un paseo por el puerto y por el pequeño paseo marítimo donde nos asedian los dueños de los restaurantes. Cuando volvemos al hotel, ya han llegado los restantes compañeros, que han pasado el día en Paracas.  Volvemos al puerto a cenar y nos invita Mª José por ser su cumpleaños. Hay tarta de cumpleaños.

 

Martes, 26 de julio 2005: Islas Ballestas y Reserva Nacional de Paracas.

            Salimos a las 8,15 en una lancha con destino a la península donde está el célebre “candelabro”, una figura que sólo se ve desde el cielo, lo que ha dado lugar a múltiples especulaciones acerca de su origen y utilidad. En 15 minutos más llegamos a las islas Ballestas, con una inmensa concentración de aves marinas. También son impresionantes las formaciones rocosas. ¡Y qué decir de los leones o lobos marinos!, con sus juegos, sus entradas y salidas del agua, ¡su olor!... Veo tres especies de cormoranes, zarcillos, gaviotas del Perú, gaviotas chilenas, gallináceo rojo, arañas de mar, vampiros… Es un espectáculo realmente impresionante. También hemos visto de dónde obtienen el guano (cada siete años, para que se acumule).

Tras 2 h de visita, volvemos al embarcadero del hotel para proseguir, ahora por tierra, hasta la Reserva Nacional de Paracas. Es un paisaje desértico, de costa, inmenso. Tiene paisajes increíbles. Hemos empezado el recorrido en el Centro de información donde hay algunos paneles explicativos. Atravesamos después una carretera de sal y vemos la célebre formación de un acantilado rocoso llamado “La Catedral”, impresionante.

Seguimos hacia la pequeña población de Las  Lagunillas, puerto pesquero, donde hay varios restaurantes. Mª José y yo comemos en “Tía Fela” un menú compuesto por ensalada mixta y chicharrón mixto (pescado, pulpo y calamares bien fritos). Visito el puerto viendo los quehaceres de los pescadores.

A las 15,30 h volvemos al hotel. Nos están esperando el resto de compañeros. Nos vamos hacia Pisco y al cruce de la Interamericana donde tomamos el bus de Perúbus con destino a Lima. Nos alojamos en el mismo hotel de la última vez, el Villa Molina. Cenamos cerca del hotel, en Miraflores y entre bromas y recuerdos del viaje echamos la última noche en Lima.

 

Miércoles, 27 de julio 2005. Fin del viaje.

            A las 5,45 h estamos despiertos para dirigirnos al aeropuerto de Lima. La facturación es lentísima. Antes, nos hemos despedido de Oswaldo. El vuelo a Guayaquil sale con 25 minutos de retraso, a las 10,50 h. Tras bajar del avión en el aeropuerto Simón Bolívar, pasamos de nuevo el control y volvemos a embarcar en el mismo avión con destino a Madrid donde llegamos a las 07,35 h del jueves 28 de julio. FIN DE ESTE EXTRAORDINARIO VIAJE.

 

Más información sobre Perú en:

www.peru.org.pe : Oficina turística oficial del Gobierno peruano.

www.perulinks.com/pages/spanish ; www.peru.info/peru.asp ; http://travel.peru.com/travel/spanish ; http://peru.gotolatin.com : informaciones útiles para los visitantes.

www.senamhi.gob.pe : información sobre el clima.

www.unii.net/allparuna : Allpa Runa, promociona el activismo medioambiental.

www.perurail.com : trenes.

www.lanperu.com ; www.tans.com.pe ; www.aerocontinente.com ; www.aerocondor.com.pe : compañías aéreas.

www.cruzdelsur.com.pe ; www.ascinsa.com/ORMENO ; www.civa.com.pe ; www.transporteslinea.com.pe : compañías de transporte en autobús.

www.grancaminata.com.pe : portal de turismo educativo e investigación, muy interesante.

 

 

CIENCIA Y DOCENCIA

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