CIENCIA Y DOCENCIA

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ENFERMEDAD DE Alzheimer

Está producida por una lesión cerebral cuyas consecuencias son una pérdida progresiva de capacidades mentales y, más tarde, físicas. Fue descrita por primera vez por el neuropatólogo alemán Alois Alzheimer en 1906. Los porcentajes mundiales (número de casos por 100 individuos de 65 años o más) van del 0,6 en China al 10,3 en Massachussets (Estados Unidos). La incidencia de la enfermedad aumenta con la edad, pero no hay pruebas de que su origen esté en el proceso de envejecimiento. Experimentos recientes parecen indicar que en el desarrollo de  la enfermedad existe un componente hereditario.

Durante la autopsia de pacientes de Alzheimer se observa pérdida de neuronas en las áreas cerebrales asociadas con las funciones cognitivas. Las lesiones características de esta enfermedad consisten en la formación de proteínas anómalas conocidas como placas seniles y degeneración neurofibrilar. Se ha logrado identificar la naturaleza de estas proteínas anómalas y la localización de los genes que producen la proteína precursora. La enfermedad de Alzheimer también se caracteriza por un importante déficit de neurotransmisores cerebrales, las sustancias químicas que trasmiten los impulsos nerviosos, en particular la acetilcolina, vinculada con la memoria.

La pérdida de memoria es probablemente la principal señal para saber si se está desarrollando el mal. Pero esto no quiere decir que todas las pérdidas de memoria son reflejo de que se esté iniciando esta enfermedad. También son señales de alerta las dificultades para realizar tareas domésticas, problemas de lenguaje, desorientación en tiempo y lugar, pobreza de juicio, problemas de pensamiento abstracto, pérdida de objetos o situarlos en lugares incorrectos, cambios de humor, personalidad y conducta, pérdida de iniciativa, etc.

            Una vez diagnosticada la enfermedad, debe combinarse el tratamiento farmacológico con una serie de actividades que pretenden poner en marcha la actividad mental del enfermo y restaurar su relación con el exterior. Una de las terapias que más resultado suelen dar es la reminiscencia, esto es, pensar o hablar sobre la propia vida para compartir recuerdos y reflexionar sobre el pasado. Practicar antiguas habilidades, cocinar antiguas recetas, mirar álbumes antiguos de fotos, son técnicas que se pueden realizar fácilmente en el entorno cotidiano para ayudar a estos enfermos.

            Como medidas de prevención contra este mal, son recomendables la actividad social y pedagógica, apuntarse a cursillos, leer, viajar, moverse, hablar con los vecinos, hacer crucigramas y realizar alguna actividad física. También es recomendable  hacer un “libro de memoria” de su vida.

            Se consideran factores protectores tener un nivel educativo alto, el uso de estrógenos, los fármacos antiinflamatorios y una dieta mediterránea rica en vegetales y vitamina E.

            Un estudio de la Universidad de Lovaina (Bélgica) parece confirmar que los antiinflamatorios no esteroideos (AINES), como la aspirina y el ibuprofeno, son eficaces en la prevención de la enfermedad. Se ha comprobado que, incluso en dosis bajas, estos fármacos inhiben la formación de proteína beta-amiloide 42, “materia prima” de la placa que se acumula en el cerebro y provoca los síntomas de la enfermedad.

 

Ayuda a los enfermos de Alzheimer:

 Fundación Pfizer

 Fundación Antidemencia Al Andalus

 

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