CIENCIA Y
DOCENCIA |
Páginas personales de Demetrio Calle Martínez |
ENFERMEDAD
DE Alzheimer
Está producida por una lesión cerebral cuyas
consecuencias son una pérdida progresiva de capacidades mentales y, más tarde,
físicas. Fue descrita por
primera vez por el neuropatólogo alemán Alois Alzheimer en 1906. Los
porcentajes mundiales (número de casos por 100 individuos de 65 años o más) van
del 0,6 en China al 10,3 en Massachussets (Estados Unidos). La incidencia de la
enfermedad aumenta con la edad, pero no hay pruebas de que su origen esté en el
proceso de envejecimiento. Experimentos recientes parecen indicar que en el
desarrollo de la enfermedad existe un
componente hereditario.
Durante la
autopsia de pacientes de Alzheimer se observa pérdida de neuronas en las áreas
cerebrales asociadas con las funciones cognitivas. Las lesiones características
de esta enfermedad consisten en la formación de proteínas anómalas conocidas
como placas seniles y degeneración neurofibrilar. Se ha
logrado identificar la naturaleza de estas proteínas anómalas y la localización
de los genes que producen la proteína precursora. La enfermedad de Alzheimer
también se caracteriza por un importante déficit de neurotransmisores
cerebrales, las sustancias químicas que trasmiten los impulsos nerviosos, en
particular la acetilcolina, vinculada con la memoria.
La
pérdida de memoria es probablemente la principal señal para saber si se está
desarrollando el mal. Pero esto no quiere decir que todas las pérdidas de
memoria son reflejo de que se esté iniciando esta enfermedad. También son
señales de alerta las dificultades para realizar tareas domésticas, problemas
de lenguaje, desorientación en tiempo y lugar, pobreza de juicio, problemas de
pensamiento abstracto, pérdida de objetos o situarlos en lugares incorrectos,
cambios de humor, personalidad y conducta, pérdida de iniciativa, etc.
Una
vez diagnosticada la enfermedad, debe combinarse el tratamiento farmacológico
con una serie de actividades que pretenden poner en marcha la actividad mental
del enfermo y restaurar su relación con el exterior. Una de las terapias que
más resultado suelen dar es la reminiscencia, esto es, pensar o hablar sobre la
propia vida para compartir recuerdos y reflexionar sobre el pasado. Practicar
antiguas habilidades, cocinar antiguas recetas, mirar álbumes antiguos de
fotos, son técnicas que se pueden realizar fácilmente en el entorno cotidiano
para ayudar a estos enfermos.
Como
medidas de prevención contra este mal, son recomendables la actividad social y
pedagógica, apuntarse a cursillos, leer, viajar, moverse, hablar con los vecinos,
hacer crucigramas y realizar alguna actividad física. También es
recomendable hacer un “libro de memoria”
de su vida.
Se
consideran factores protectores tener un nivel educativo alto, el uso de estrógenos,
los fármacos antiinflamatorios y una dieta mediterránea rica en vegetales y
vitamina E.
Un
estudio de la Universidad de Lovaina (Bélgica) parece confirmar que los
antiinflamatorios no esteroideos (AINES), como la aspirina y el ibuprofeno, son
eficaces en la prevención de la enfermedad. Se ha comprobado que, incluso en
dosis bajas, estos fármacos inhiben la formación de proteína beta-amiloide 42,
“materia prima” de la placa que se acumula en el cerebro y provoca los síntomas
de la enfermedad.
Ayuda a los enfermos de Alzheimer:
Fundación Antidemencia Al Andalus
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