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              Páginas de Demetrio Calle Martínez

RUTA POLAR ISLANDIA 2009 (Continuación)

 

Martes, 22 de septiembre. Hacia el norte de Islandia. Modrupalur. Detifoss. Námafjall. Mývatn-Reykjalid.

He puesto  “martes” pero la verdad es que aquí se pierde la noción del paso de los días. Si hubiera puesto lunes o miércoles no os habríais dado cuenta. Nuestro albergue está al lado del río Lagarfljót que en realidad forma un lago a esta altura de su curso, y muy cerca del aeropuerto. El lago (Lögurinn) es muy visitado por la gente de aquí que espera ver algún día el famoso monstruo que al parecer albergan sus aguas. Hay senderos señalizados para recorrerlo. Parece una ciudad tranquila y agradable*. Es el centro neurálgico, comercial y de comunicaciones del este de Islandia. Llueve. Vamos al Centro de información a recoger mapas, folletos… Algunos compramos un excelente mapa sobre la cubierta vegetal ?? de la isla. Echamos al correo algunas postales, cambiamos moneda. Hoy el cambio está 1€ = 178,2 coronas. Hace un año estaba 1€ = 80 coronas. En un supermercado reponemos chocolatinas, pescado seco… y emprendemos la ruta hacia el norte de Islandia.

* Para más información sobre Egilsstađir y el este de Islandia: www.east.is .

Atravesamos el valle del río Lagarfljót repleto de zonas verdes con innumerables y preciosas cascadas que alimentan el  cauce principal. Subiendo un puerto llegamos a zonas más áridas cubiertas de nieve (desde que salimos de Egilsstađir no ha dejado de nevar). La carretera 1 atraviesa parajes realmente espectaculares. No recuerdo haber atravesado por carretera sitios tan llamativos como éste. Tan es así que decidimos parar un rato a ver el paisaje que se ofrece a nuestros ojos.

 

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Tomamos un desvío de la carretera 1 y hacemos otra parada “especial”, en el llamado “café de la montaña” (Fjallakaffi), en la aldea de Modrupalur. Tiene una gasolinera preciosa, como nunca podríais imaginar ver,  y unas casitas con los tejados cubiertos de musgo, que parecen salidas de los cuentos escandinavos (ver fotos). Tomamos chocolate caliente pues hace un frío que pela. El café estaba cerrado pero al vernos llegar, una chica que sale de no sé donde montada en un quad,  avisa al dueño y al momento tenemos a nuestra disposición el café.

 

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Volvemos a la carretera 1 tomando pronto un desvío por un camino sin asfaltar lleno de baches, agua y barro, durante 28 km, que nos deja al lado de la famosa cascada Detifoss. Dicen que esta cascada es una de las más espectaculares de Islandia y la que más caudal  tiene de Europa (500 m3 /s). Está en el cañón originado por el río Jökulsá þ Fjöllum. Paseamos por la zona durante 1h 30 m admirando el espectáculo de la caída del agua desde una altura de  44 m. Lo hacemos por la orilla izquierda que es la que tiene un sendero  señalizado. Es la mejor zona para fotografiar y filmar el salto de agua llegando hasta su mismo borde. Hay que tener mucha prudencia pues las rocas resbalan mucho. Desde aquí la vista es impresionante y aunque te pones empapado da igual.

 

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Es hora de tomar nuestro picnic que, a diferencia de otros días, hoy lo tomamos mojado, por la lluvia que está cayendo.

Volvemos a la carretera 1 desandando los 28 km de mal camino. Al poco nos desviamos a la izquierda para ver la zona de Námafjall, un área llena de solfataras humeantes, pozos llenos de líquido hirviente, grietas con lava, volcanes activos y una arista de colinas que son el ejemplo más evidente de la separación de placas que se está produciendo bajo nuestros pies a medida que se va abriendo el océano Atlántico. La dorsal atlántica cruza justo debajo de nosotros y la carretera que asciende hacia esas colinas nos sirve de referencia del “límite de placas”. A un lado, estamos en la placa euroasiática, unos metros más allá ya estamos en la placa norteamericana. Los islandeses, con el tiempo, tendrán que elegir si  quedarse en el lado europeo o pasarse al americano porque la isla acabará separándose en dos (¡o en varios!) trozos.

A los pies de Námafjall está la planicie de Námaskarđ, que es donde se encuentran estas manifestaciones telúricas. Viendo esta zona uno comprende por qué los islandeses adoraron durante tanto tiempo a dioses tipo Thor y Odin. Soportamos el olor a sulfuros durante todo el rato pues la zona es impresionante. En pocos sitios podremos apreciar mejor el efecto de las fuerzas subterráneas de la tierra. Lo peor de la visita a esta zona tan viva no ha sido el peligro subyacente sino la llegada de dos autobuses llenos de turistas chinos (o japoneses, o taiwaneses) que han ocupado todos los rincones habidos y por haber con sus cámaras de fotos acercándose incluso al mismo borde de las fumarolas mientras echaban gases. Nuestro reportaje científico ha tenido que esperar un rato hasta que han desaparecido los visitantes tan rápido como habían aparecido.

 

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Nos marchamos a continuación hacia una zona cercana donde podemos apreciar unas inmensas fracturas originadas por los esfuerzos de distensión de las placas. Se aprecian muy bien los horst y graven respectivos. Visitamos unas cuevas llenas de agua caliente donde nos quedamos con las ganas de tomar un baño pero se hace tarde. En una de las cuevas, un señor nos pide amablemente (en inglés, porque de hacerlo en islandés no nos hubiéramos enterado de lo que decía) que esperemos a entrar pues su señora se  está vistiendo en el interior después de haber tomado un baño en esta agua sulfurosa. Hemos roto  su tranquilidad. ¡Cómo iban a esperar que llegara un grupo de  veinte personas a este sitio olvidado de todos!

 

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Hoy nos alojamos en la cercana Reykjahlíđ, concretamente en la casa de huéspedes Eldá, justo encima de las fracturas que atraviesan esta zona. Así que no podremos decir que no hemos estado en los sitios más típicos de Islandia pero… ¡No había otro sitio peor para dormir! Anticipándome a los posibles acontecimientos y aprovechando que hay internet en la casa, mando unos correos a la familia y amigos, por si acaso.

Hoy cenamos antes, a las 19,30 h, pues hemos decidido ir a darnos un baño caliente esta noche en una de las estupendas piscinas de agua caliente sulfurosa que suele haber en todas las ciudades islandesas. La cena consiste en sopa, ensalada, pescado con verduras y macedonia. La piscina la han cerrado a las  22 h.

 

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