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              Páginas de Demetrio Calle Martínez

RUTA POLAR ISLANDIA 2009 (Continuación)

 

Jueves, 24 de septiembre. Akureyri. Visita a la Universidad y al Instituto Ártico Stefansson. Travesía por Kjölur hasta Hveravellir.

Parece que anoche la única diversión en Akureyri era dar vueltas en coche mientras bebían y pitarle a los pocos transeúntes que había en la calle. Pasa en muchos sitios.

Tras desayunar cargamos el equipaje en las furgonetas. Llueve bastante. Esperamos a un empleado de la agencia que nunca llega y que se supone que nos tiene que llevar a la Universidad. No viene nadie y nos marchamos guiados por el  GPS de Javier, hacia el campus Sölborg, donde nos reciben muy cordialmente y nos llevan a una sala de conferencias donde nos entregan documentación sobre la Universidad y nos dan una charla sobre “The Icelandic Higher Education Sector: The development of University of Akureyri”. El rector þorstein Gunnarsson se presenta en la sala y nos da la bienvenida. Nos han explicado la estructura académica de la Universidad de Akureyri*, que inició su andadura en 1987 y que cuenta en la actualidad con 1550 alumnos. Nos hablan de los estudios que pueden realizarse en ella, características sociales y académicas del alumnado, programas de enseñanza e investigación, que deben ser acreditados por comités internacionales… Ha resultado instructiva e interesante.

* Enlace externo a la Universidad de Akureyri (en islandés e inglés).

 

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Con el tiempo más que  justo, por  el retraso de la espera de esta mañana, nos acercamos al edificio de enfrente, donde se aloja el Instituto Ártico Stefansson*, de estudios polares. Se llama así en memoria de Vilhjálmur Stefansson (1879-1962), explorador  y etnógrafo de las regiones árticas.

* Enlace externo al Instituto Ártico Stefansson (en islandés e inglés).

Nos recibe el Director del Centro, Niels Einarsson y tras saludarnos nos explica el origen y las actividades del Instituto. Podemos visitar la biblioteca (muy bien dotada) aunque las demás dependencias del centro no están disponibles para la visita, de hecho, hemos estado casi todo el rato en el pasillo de entrada. Algunas científicas acompañan al director y nos explican diversos aspectos de las actividades que desarrollan. También hemos podido recoger artículos publicados en revistas internacionales sobre los estudios que han llevado a cabo. Hay disponible para ojear una colección de libros que escribió Stefansson. Para el que le interese el estudio de las regiones circumpolares hay bastante material, archivos, bibliografía, recursos… en la web.

 

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Antes de seguir camino, pasamos un rato en el centro de la ciudad. Debajo expongo algunas fotos de los sitios más conocidos de esta bonita ciudad. Más información podéis encontrar en el sitio oficial.

 

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Camino a Hveravellir

Al salir de Akureyri vemos bonitos paisajes y hacemos una breve parada en el camino para el picnic. Elegimos una zona de descanso, dentro del área protegida de Jónasarlundur. Desde aquí vemos una montaña con picos muy característicos.

 

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Ahora empieza uno de los tramos más duros de la ruta. Se trata de atravesar gran parte de las Highlands islandesas, el área conocida como Kjölur por una carretera-camino-vereda impracticable en muchos de sus tramos. Mientras saltábamos dentro de la furgoneta a cada momento y las palomitas, el pescado seco y todas las chucherías que llevamos salen despedidas en todas direcciones, recordaba algunas frases que leí antes de emprender este viaje en el libro “Cartas de Islandia” (Auden y MacNeice) donde se dice: “En el centro de Islandia sólo se encuentran tres tipos de paisaje: el pedregoso, el más pedregoso y el pedregoso del todo. Hoy predominó el tercer tipo. Las piedras tienen un tamaño inconveniente, una forma inconveniente, un color inconveniente y son demasiado numerosas […] Ni son pintorescas ni tienen la menor  utilidad.” Creo que no tengo que explicar porqué se me vino esto a la memoria mientras atravesábamos un auténtico desierto pedregoso, frío, helado, vacío…

Hveravellir

De Auden y MacNeice, en Cartas de Islandia: “De pronto, remontamos una elevación y nos encontramos con un largo y profundo valle, de un aspecto desolado y humeante que parecía que todo estaba ardiendo […] Me di cuenta que el humo eran columnas de vapor. Este era nuestro destino: las aguas termales de Hveravellir. El agua está prácticamente hirviendo y todo el valle huele a huevos podridos […] Aquí se refugió  un ladrón del siglo XVIII durante un año, seguramente acabaría mortalmente cansado de su sulfurosa agua potable”.

Al cabo de unas horas vemos unas casitas-refugios a lo lejos, en medio de la nada, entre la niebla y la nieve y rodeadas de humo por todas partes: hemos llegado a Hveravellir. Si algún sitio merece el calificativo de “fin del mundo” es éste (con permiso de la ciudad argentina de Ushuaia, claro). Son las 18 horas. Aquí hay un pequeño refugio, un bar y alguna construcción más. Están al lado de un curso de agua sulfurosa que no deja de humear. Las aguas del arroyo son de colores brillantes, que van desde el azul al verde y los bordes son amarillos por el azufre. Justo al lado del refugio, una pequeña alberca hace de piscina natural. Tiene una canalización que le aporta agua fría externa para bajar la temperatura del agua que le llega del humeante arroyo y así poder bañarse. Hemos recorrido toda la zona al anochecer. A pesar del aspecto desolado, esto es grandioso. Nieva. Hace frío. Vemos una perdiz nival que está cambiando su plumaje para el invierno. Se deja fotografiar y filmar incluso acercándose bastante.

 

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El refugio no tiene baños. Hay que salir al exterior. En la planta alta hay capacidad para unas doce personas en colchonetas. Hay que subir por una escalera estrecha que parte de la cocina-recibidor. En la planta baja, además de la cocina-recibidor hay una sala para 6-8 personas (que la utilizamos como comedor-sala de reuniones) y otro cuarto para 8 personas. A veces se corta la luz y el agua. Cuando llegamos hay dos italianos que han visto turbada su tranquilidad con la llegada de nuestro grupo. ¡Van al fin del mundo a  estar tranquilos y se encuentran con 20 personas que salen de la niebla como por arte de magia! Cenamos tortellini y espaguetis. Hablamos entre todos de cómo va la expedición. Yolanda propone una brain-storm cuyas conclusiones sirvan para aplicar en futuros viajes. Se acepta. La haremos a la vuelta del viaje. Seguimos de charla y algunos juegan a las cartas. Los italianos, que ya se han acomodado en los camastros, miran con una cara…

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