3. METODOLOGÍA DIDÁCTICA.
“La metodología
constituye el conjunto de normas y decisiones que organizan de forma global, la
acción didáctica en el aula: papel que juegan alumnos y profesores, utilización
de medios y recursos, tipos de actividades, organización
de los tiempos y espacios, agrupamiento, secuenciación y tipos de tareas,
etc.”.
Parece demostrado que metodologías
diversas puedan ser capaces de desarrollar similares intenciones educativas. Las concreciones metodológicas
propias de cada área serán desarrolladas a partir de los siguientes principios
de carácter general:
1. Individualización
y adaptación de los aprendizajes.
Los aprendizajes deben adaptarse, en la
mayor medida posible, a las características individuales de los alumnos, a sus
necesidades e intereses. Este enfoque metodológico supone, en la práctica, la
adopción de una serie de principios metodológicos y estrategias didácticas:
1.
Partir
de la situación real de aprendizaje de cada alumno, diagnosticada de modo
efectivo a partir de una evaluación inicial.
2.
Evaluar
la propia práctica docente y contrastarla con las necesidades educativas de los
alumnos.
3.
Flexibilizar
y reorganizar todos aquellos elementos del proceso didáctico -objetivos,
contenidos, criterios de evaluación, metodologías, espacios, materiales,
organización del aula-, susceptibles de una adaptación a las necesidades
educativas de los alumnos.
4.
Tener
en cuenta las circunstancias sociales, familiares y escolares de cada alumno.
Para conocerlas se hace precisa una adecuada actividad de tutoría y
orientación, así como el trabajo coordinado de las diversas juntas de
profesores.
5.
Crear
el clima más adecuado de diálogo, comunicación y confianza mutua entre los
alumnos y sus familias, por un lado, y los profesores, por otro.
2. Proporcionar oportunidades para poner en
práctica los nuevos aprendizajes: aplicabilidad y funcionalidad de los
aprendizajes.
Creemos que es fundamental incorporar los
conceptos de aplicabilidad y funcionalidad a la metodología didáctica, ya que
todo aprendizaje cobra sentido en la medida en que lo aprendido sirva para
afrontar y resolver las diversas situaciones que se plantean en la vida diaria,
o bien para transferirlo a nuevos y más complejos aprendizajes. Por otro lado,
el aprendizaje es realmente válido cuando el alumno es capaz de comprender, de
forma consciente y racional, las relaciones existentes entre lo que aprende y
el uso que hace de lo aprendido. Estamos convencidos, pues, de que tanto la
programación como la acción didáctica deben incorporar ambos enfoques
metodológicos, los cuales constituyen el medio más conveniente para asegurar la
inserción de la actividad didáctica en la experiencia vital de los alumnos y
alumnas, para responder a sus auténticas necesidades educativas y para
proporcionar a sus actividades de aprendizaje una adecuada motivación.
3. Procurar
plantear la interrelación entre los diversos contenidos de una misma área y
entre diferentes áreas.
Interdisciplinariedad.
Creemos
que ha de hacerse hincapié en el enfoque interdisciplinar de las actividades
educativas llevadas a cabo en las diferentes áreas curriculares, ya que es el
medio más conveniente para reforzar mutuamente los aprendizajes adquiridos en
cada una de ellas; por otro lado, la dimensión interdisciplinar de la enseñanza
proporciona a la labor educativa una coherencia y un carácter significativo que
influye de manera muy favorable en la motivación de los alumnos y en la
adquisición de los aprendizajes.
4. El profesor actuará como guía y mediador
para facilitar la construcción de aprendizajes significativos
La opción por el principio metodológico del
aprendizaje significativo implica dar prioridad a los aprendizajes que se
adquieren a través de la experiencia y de la comprensión razonada de las
actividades y los procedimientos que se utilizan para resolverlas, por delante
de los aprendizajes meramente mecánicos y memorísticos. Es preciso, pues, poner
al alcance de los alumnos todos los medios, herramientas y técnicas, de forma
que ellos mismos sean los protagonistas de su aprendizaje, descubran
autónomamente la información relevante y necesaria, analicen, contrasten y
comprueben lo aprendido, experimenten y saquen conclusiones -particularmente de
sus propios errores-, y sean capaces de formular sus propias propuestas y
decisiones.
5. El profesor debe ajustar la ayuda
pedagógica a las diferentes necesidades del alumnado y facilitar métodos y
recursos variados que permitan dar respuesta a sus diversas motivaciones,
intereses y capacidades.
Motivación y aprendizaje son fenómenos
hasta tal punto compenetrados que los resultados académicos son fruto, en gran
medida, del interés que en los alumnos despierten los contenidos que han de
aprender; de otra parte, el éxito de un aprendizaje determinado proporciona
estímulo e interés indudables para seguir aprendiendo. Por ello, el profesor,
en cuanto principal gestor de los procesos de enseñanza-aprendizaje, debe
actuar de guía y potenciar positivamente todos los aspectos encaminados a
aumentar la autoestima de los alumnos y su motivación positiva hacia la
enseñanza. Esta importantísima función ha de reflejarse en una actitud personal
de convicción y entusiasmo hacia su labor docente, pero también en una
preparación profesional adecuada que le faculte para hacer uso de estrategias
didácticas variadas, de medios y recursos adecuados a la edad, preparación,
necesidades e inquietudes de los alumnos, y que le permita valorar su práctica
docente en función de los ritmos de aprendizaje del grupo.
6. Se procurará crear un ambiente de
trabajo que favorezca la espontaneidad del alumno y el desarrollo de su interés
por aprender.
La actividad didáctica debe perseguir que
los alumnos consigan su propia autonomía intelectual. Esta finalidad debe
orientar toda la acción educativa del Instituto, pero especialmente la de los
cursos superiores, en los cuales la creciente madurez del alumno representa una
oportunidad más evidente para la aplicación de este principio metodológico. Así
pues, el profesor debe incorporar a su labor todas aquellas estrategias
encaminadas a potenciar la actividad personal del alumno, es decir, el estudio
individual, la búsqueda autónoma de documentación, la organización y
planificación responsable del propio trabajo y la utilización adecuada y eficaz
de las estrategias y herramientas de trabajo intelectual previamente
aprendidas.
7. Se mantendrá un sistema eficaz de
orientación, integrado en el proceso de enseñanza-aprendizaje, que propicie el
desarrollo personal de los alumnos y los capacite para tomar decisiones sobre
su futuro académico y profesional tomando como base fundamental la propia
experiencia y las aptitudes personales.
La actividad didáctica debe perseguir que
los alumnos consigan su propia autonomía intelectual. Esta finalidad debe
orientar toda la acción educativa del Instituto, pero especialmente la de los
cursos superiores, en los cuales la creciente madurez del alumno representa una
oportunidad más evidente para la aplicación de este principio metodológico. Así
pues, el profesor debe incorporar a su labor todas aquellas estrategias
encaminadas a potenciar la actividad personal del alumno, es decir, el estudio
individual, la búsqueda autónoma de documentación, la organización y
planificación responsable del propio trabajo y la utilización adecuada y eficaz
de las estrategias y herramientas de trabajo intelectual previamente
aprendidas.
8.
Dimensión cultural de los aprendizajes.
La
actividad educativa de nuestro centro, como institución responsable de la
transmisión de la cultura en sus múltiples dimensiones -teórica, práctica, ética
o estética- debe apoyarse en una serie de principios que justifican pedagógica
y socialmente su actividad, y que, por tanto, deben guiar nuestra práctica
educativa. Dichos principios son los siguientes.
1.
Fundamentar
el discurso científico y la actividad práctica en los contenidos de la cultura.
Para ello es necesario favorecer la contrastación de teorías en torno a la
explicación de los diversos hechos o fenómenos que se presentan como objeto del
aprendizaje, preparar a los alumnos para que puedan adquirir y crear ideas,
elaborar hipótesis, organizar experiencias, contrastar datos, sacar
conclusiones, desarrollar la capacidad de razonamiento lógico y de abstracción,
ejercitar las capacidades de memorización, análisis y síntesis, y fomentar la
capacidad de crítica.
2.
Apoyar
la actividad didáctica en las cualidades del pensamiento y del método
científico, lo cual supone el desarrollo de ciertas actitudes y capacidades
fundamentales: amor y disposición positiva hacia la indagación, tendencia a
descubrir y a conocer las cosas por sus causas, inquietud constante hacia la
búsqueda y aprendizaje de conocimientos desconocidos, actitud de duda razonada,
comprobación y examen de las pruebas en que se apoyan los saberes y los
aprendizajes y capacidad de comprender, de seleccionar la información relevante
y de establecer las conexiones lógicas con otros contenidos.
3.
Otorgar,
a la mayor parte de los contenidos, un sentido práctico. Para ello se hace
necesario poner la enseñanza al servicio de la persona que aprende, insistir en
la adquisición de habilidades y técnicas de trabajo, realizar transferencias de
lo aprendido, vincular los aprendizajes a la vida, a las vivencias y
experiencias, y favorecer la acción y las actividades orientadas a un fin previamente
definido y planificado.
4.
Impregnar
la actividad didáctica con un sentido ético y estético, lo cual implica aceptar
y potenciar el sentido de la responsabilidad individual y colectiva, fomentar
el trabajo autónomo y en equipo, favorecer las relaciones interpersonales,
impulsar y desarrollar la sensibilidad estética y artística, el buen gusto y la
creatividad, respetar el medio ambiente, aceptar las diferencias personales,
sociales y culturales, educar según normas aceptadas y consensuadas de convivencia
social, y hacer de su respeto y uso norma valiosa de conducta individual.
9.Socialización
e integración social.
Los
aprendizajes deben estar orientados de acuerdo con una dimensión no sólo
individual, sino también colectiva. En el desarrollo de las actividades de
aprendizaje los alumnos deben aprender a convivir, a compartir, a contrastar
pensamientos y acciones y a satisfacer sus necesidades de comunicación. En este
sentido, la labor educativa del Instituto deberá constituirse en un proceso de socialización,
apertura personal, comunicabilidad, adaptación e integración social.
En relación con este principio
metodológico cobra una especial relevancia la didáctica de los llamados temas
transversales: educación moral y cívica, educación para la paz, educación para
la igualdad de oportunidades de ambos sexos, educación ambiental, educación
para la salud, educación sexual, educación vial y educación del consumidor.
Creemos que el tratamiento de estos temas debe estar presidido por un enfoque
genuinamente pedagógico, de modo que impregnen con naturalidad el currículo de
las diferentes áreas a través de aquellos contenidos y actividades que en cada
caso les sean más propios. Ello no excluye, en modo alguno, la realización de
actividades comunes a las diferentes áreas, grupos y cursos, las cuales pueden
proyectarse muy adecuadamente en diversos momentos del desarrollo del curso
escolar: salidas y excursiones, jornadas culturales, celebración de
festividades y días señalados, etc. Tanto el tratamiento de los temas
transversales en las diferentes áreas como aquellas actividades específicas que
en cada caso organice el Instituto deben ir encaminados a la consecución de los
objetivos específicos más directamente relacionados con las necesidades
educativas que presenta nuestro entorno.
10. Se insistirá en la valoración de los
tres tipos de contenidos: conceptuales, procedimentales y actitudinales.
La valoración objetiva de los contenidos
actitudinales se facilitará mediante la formulación explícita de aquellas actitudes
del alumno susceptibles de evaluación. La información que suministra la
evaluación debe servir como punto de referencia para la actuación pedagógica.
Por ello la evaluación es un proceso que debe llevarse a cabo de forma continua
y personalizada.
11. Como aspecto metodológico básico se
tendrá presente el trabajo que el alumnado debe realizar fuera del aula, en
forma de realización de actividades, problemas, lecturas y estudio.