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Guía
Cultural de Quesada
VEGETACIÓN (ITINERARIOS BOTÁNICOS).
El
clima, los suelos y la acción del hombre son los principales factores
determinantes del tipo y distribución de las especies vegetales de un
determinado territorio.
Las
tierras de Quesada son lugares donde la vegetación adquiere gran riqueza y
variedad. La existencia de montañas, la presencia de valles cerrados, la
peculiar climatología mediterránea con influjos atlánticos, etc. dan un sinfín
de posibilidades ecológicas para la flora.
Así, podemos encontrar desde el bosque mediterráneo típico hasta la
vegetación propia de suelos pobres muy erosionados.
Siguiendo
la tipología biogeográfica recopilada por Rivas Martínez (1987), Quesada se
incluye dentro de la provincia Bética, repartiéndose entre los sectores
Subbético y Guadiano-Bacense. El primero, representado en el noreste y centro
del término municipal, viene caracterizado por suelos calizos y dolomíticos con
algunas margas. En el segundo sector, que comprende el resto de la zona,
aparecen fundamentalmente calizas y margas con gran cantidad de yesos que le
confieren aspecto de acusada aridez. En el centro aparecen también algunas
areniscas (Peña Caidilla y Cerro Escribano).
En
cuanto al clima, nos encontramos en el piso mesomediterráneo, que comprende las
zonas situadas hasta una altura máxima de 1200 m, aunque en vertientes soleadas
puede llegar hasta los 1400 m. Desde aquí hasta los 1800 m nos encontramos con
el piso supramediterráneo, y por encima de él (altas cumbres del Rayal,
Villalta y Cabañas), el oromediterráneo. Cada piso tiene especies indicadoras
al estar fuertemente adaptadas a las condiciones climáticas que imperan en
ellos.
Las
precipitaciones varían dentro del término municipal. En el noreste hay un ombroclima húmedo (1200
mm de precipitación) originado un fitoclima de alta montaña. En el centro,
disminuyen hasta la mitad (500-600 mm) originando un ombroclima entre seco y
subhúmedo aumentando en aridez a medida que vamos hacia el sur, lo que implica
unos fitoclimas mediterráneo subhúmedo centroeuropeo o mediterráneo semiárido
cálido y moderadamente cálido, según las zonas.
Todos
estos factores influyen decisivamente en la vegetación. Destacaremos las
siguientes comunidades:
Encinares
Se encuentran en el piso mesomediterráneo con un ombroclima seco.
Si pasamos a un ombroclima subhúmedo (tanto en el mesomediterráneo como en el
supra), coexisten con formaciones de árboles caducifolios. En ambos casos se
encuentran acompañados de un sotobosque de especies adaptadas al grado de
precipitación. Así, en el mesomediterráneo seco, la encina cobija a especies
como el majuelo, la coscoja, el enebro, la sabina mora, cornicabras, etc, que
en realidad nos indican un primer paso en la degradación del encinar. Si ésta
se encuentra en estado avanzado encontramos retamales, espartales y romerales
que contienen muchas de las conocidas hierbas aromáticas como el romero, el
tomillo, la lavanda, etc.
El bosque típico sin degradar no es visible en ninguna
zona del término, pues ha sido alterado por la acción del hombre (pastoreo,
agricultura). Sólo nos podemos hacer una idea de cómo era, en la subida al
puerto de Tíscar, donde se encuentra relativamente bien conservado en una
pequeña zona. Aquí aparecen especies que necesitan humedad obteniéndola gracias
a un microclima creado por la propia estructura del bosque. Citaremos el
espárrago, la madreselva, el jazmín de monte, la rubia, la hiedra, campanillas,
orquídeas, etc.
En el mesoomediterráneo subhúmedo, la encina es acompañada
por especies que no aparecían antes, como el arce, o el quejigo que requieren
cierto grado de humedad y suelos profundos. Aparecen en la Cañada de las
Fuentes.
Destaca sin duda alguna el pinar de pino laricio o
salgareño, característico de la alta montaña (piso oromediterráneo). Lo podemos
apreciar en todo su esplendor en la subida al pico Cabañas, acompañado de
agracejos y sabinas. El pino resinero abunda en las laderas del pico Gilillo.
Los bosques de pino carrasco se encuentran en zonas más bajas . Soporta bien
condiciones no aptas para aquél como suelos poco profundos y salinos y la
sequía.
Comunidades de alta montaña
Aparte del citado pino laricio, hay otros vegetales
adaptados a las duras condiciones imperantes en nuestras altitudes. Se trata de
plantas rastreras y almohadilladas. Por ejemplo, los enebros y sabinas
rastreras. Las adaptaciones que adoptan (forma semiesférica o almohadillas y
hojas y tallos reducidos a espinas), les permiten defenderse de las bajas
temperaturas y de los vientos del invierno y de la insolación y sequedad del
verano.
Al sur del término, entre el límite con Granada y el
Guadiana Menor, existe una zona de piso mediterráneo y ombroclima semiárido
caracterizada además por suelos margosos con gran cantidad de yesos y sales.
Todos estos factores hacen que se desarrollen comunidades claramente diferentes
de las que hemos visto hasta ahora y de gran importancia ecológica. Si a ello
unimos la acción humana (cultivos de esparto, alcaparra, etc)nos encontramos
con que lo que debería ser un bosque de coscojas de mediano brote y el
sotobosque correspondiente se ha visto sustituido casi exclusivamente por un
espartal acompañado de alcaparras fundamentalmente. Si el suelo es rico en
nitratos aparecen tomillares con cardos corredores, artemisas, etc.
Por último, a continuación
relacionamos una lista de especies consideradas como endemismos locales y que,
por ello, deben ser protegidas y cuidadas por todos dejando atrás costumbres
como el coleccionismo que pueden llevarlas a la extinción:
Centaurea jiennensis: supera los límites del Parque Natural de
Cazorla y aparece en las sierras de
Castril y Seca en Granada. Prefiere suelos pedregosos calizos algo
nitrificados.
Erodium astragaloides: desaparecida de Sierra Nevada, sólo se encuentra actualmente en el
pico Cabañas. Prefiere arenales dolomíticos del piso supra y oromediterráneo.
Erodium cazorlanum: planta de flores blancas en umbelas. Aparece en suelos
pedregosos sin vegetación de los supra y oromediterráneo.
Geranium cazorlense: planta de flores blancas con líneas violetas marcadas. Aparece
en el pico Cabañas.
Hormatophylla reverchonii: planta de flores blancas en corimbo. Vive en paredones
verticales de los pisos meso y supramediterráneo.
Leucanthemopsis pallida: se da en suelos dolomíticos pedregosos.
Scilia reverchonii: prefiere las zonas umbrías y frescas como grietas de roquedos.
Thymelaea granatensis: es muy escasa. Vive en pastizales secos o pedregales del piso
oromediterráneo.
Viola
cazorlensis: es uno de los
símbolos del Parque Natural de Cazorla. Aunque se ha
considerado endémica de éste, se encuentra también en Sierra Mágina y en otras
sierras de Granada, Murcia y Albacete. Crece en paredes calizas o dolomíticas y
suelos pedregosos. Suele ser recolectada por los habitantes y visitantes de la
zona lo que puede ponerla en peligro de extinción.
Para conocer esta riqueza botánica y poder
captar toda la estética en color y formas de nuestra vegetación, es conveniente
realizar itinerarios como los que ofrecemos a continuación:
Itinerario Cañada de las Fuentes-Loma de
Gualay.
Una
zona muy interesante desde el punto de vista botánico es la ruta que desde la
Cañada de las Fuentes (nacimiento del río Guadalquivir) llega hasta la Loma de
Gualay. En este tramo se pueden observar comunidades vegetales que escasean en
nuestra región como acerales o pinares de alta montaña. El
sustrato calizo-dolomítico y la humedad durante el verano son importantes en la
distribución de la vegetación en este tramo.
En la
primera parte del recorrido, en la propia Cañada de las Fuentes, dominan los
restos del aceral-espinar característico de casi todas las sierras
béticas. Entre los arces destacan el Acer granatense y el Acer
monspessulanum. El primero es un endemismo del Rif marroquí, isla de
Mallorca y sureste de la península Ibérica. Se localiza frecuentemente en
cantiles rocosos y roquedos de umbría o en los bordes de los cursos de agua.
Abundan también los arbustos espinosos como el agracejo (Berberis
hispanica), majuelo (Crataegus monogyna), escaramujos
(Rosa canina, Rosa pouzinii), etc. Entre las plantas herbáceas
destacan por su colorido las violetas (Viola odorata) y la
peonía (Paeonia officinalis). El pino dominante es el salgareño
(Pinus salzmannii). Es un pino de gran talla y puede sobrepasar
los 500-600 años de edad. Resiste muy bien a la sequía y a los fríos
invernales. Se extiende por las montañas meridionales centroeuropeas y
mediterráneas. Esto es, obviamente, sólo una pequeña representación de la flora
de la zona.
A
medida que ascendemos hacia la Loma de Gualay observamos matorrales, pinares de
salgareño y restos del encinar. Más arriba, ya en la Loma, podemos apreciar una
de las comunidades vegetales más interesante desde el punto de vista ecológico:
el piornal de alta montaña. Está formado por plantas de porte
almohadillado para así poder presentar la menor superficie posible de
exposición al calor durante los meses de verano y quedar cubiertas de nieve en
invierno con lo que las yemas, que se encuentran en el interior de la
almohadilla, quedan protegidas. Las ramas son espinosas y endurecidas, sin
hojas, para resistir al máximo las elevadas temperaturas y disminuir la pérdida
de agua. Entre las especies presentes en estas comunidades destacamos Erinacea
anthyllis (cojín de monja o piorno negro), Genista
longipes, Helianthemun canum, Stipa pennata, Juniperus communis (enebro)
etc., que caracterizan la comunidad. A esta altitud (1.750 m), los fríos
invernales impiden el crecimiento de la encina y la alta xericidad estival no
permite la presencia de árboles caducifolios.
Itinerario Quesada-Santuario de Tíscar.
Nos
vamos a referir a continuación, a la zona comprendida entre Quesada y el Santuario de Tíscar.
Se trata de una parte de la zona sur del Parque Natural que se une al macizo de
las sierras de Cazorla por el puerto de Tíscar. Nada más salir de Quesada
observamos los materiales neógenos del valle del Guadalquivir repletos de
olivos. Son las margas blanquecinas. Conforme subimos nos encontramos con los
primeros encinares subhúmedos densamente cubiertos, donde los
árboles del primer estrato llegan a veces a superar seis metros de altura.
Domina la encina (Quercus ilex), acompañada de arces (Acer
sp) y quejigos (Quercus faginea). Los arbustos son
principalmente durillos (Viburnum timus), torvizcos (Daphne
gnidium), cornicabras (Pistacia lentiscus), coscojas (Quercus
coccifera), etc. entremezclados con madreselvas (Lonycera arborea),
rubias (Rubia sp), hiedras (Hedera helix) y lianas,
entre otras especies. En el estrato herbáceo predominan las primaveras (Primula
sp), peonías (Paeonia officinalis), heléboros (Helleborus
foetidus), etc. Es la estructura típica de un bosque mediterráneo
subhúmedo, claramente diferente en su composición florística del bosque
mediterráneo de zonas más secas.
A unos
siete km del Santuario, a 1.080 m de altitud, aparece un encinar muy bien
conservado, característicamente húmedo, donde abundan los quejigos y durillos.
El paisaje es claramente diferente al del primer tramo del recorrido debido
principalmente al cambio de orientación en el macizo y a la altitud.
En el
puerto, podemos observar el matorral de degradación, formado por retamas
(Retama sphaerocarpa) e hiniestas (Cytisus scoparius).
Esta comunidad es heliófila, adaptada a resistir los veranos secos y calurosos.
Procede de la degradación del encinar, que antaño debía cubrir extensamente
toda la zona. En el Puerto de Tíscar, a la izquierda queda la Loma del Rayal
(1.835 m) y a la derecha el macizo de Quesada, con El Caballo (1.464 m) al
suroeste y el cerro de Vítar (1.411 m) al noroeste.
En la
zona del Santuario
de Tíscar dominan las rocas calizas. Se trata de una zona muy húmeda y
fresca por su propia topografía. Destacan los pinares de pino carrasco (Pinus
halepensis), la sabina mora (Juniperus sabina), el
tomillo (Thymus orospedanus), romero (Rosmarinus
officinalis), jaguarzo o romero macho (Cistus
clusii), jara blanca (Halimium atriplicifolium)
etc. Es característica de esta zona la vegetación rupícola, que varía
según se encuentre en paredes secas, húmedas o nitrificadas, originando comunidades
diferentes en cada caso. Es una prueba más de la riqueza botánica de esta
Sierra, donde aparecen biotopos tan diferentes con sus correspondientes
comunidades vegetales.
Esta
muestra de especies vegetales de la Sierra de Quesada, esperamos que sirva de
ayuda para seguir despertando el interés, ciertamente creciente, por un
conocimiento más amplio de nuestro medio natural.
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