CIENCIA Y DOCENCIA

Páginas personales de Demetrio Calle Martínez

 

Guía Cultural de Quesada

VEGETACIÓN (ITINERARIOS BOTÁNICOS).

El clima, los suelos y la acción del hombre son los principales factores determinantes del tipo y distribución de las especies vegetales de un determinado territorio.

Las tierras de Quesada son lugares donde la vegetación adquiere gran riqueza y variedad. La existencia de montañas, la presencia de valles cerrados, la peculiar climatología mediterránea con influjos atlánticos, etc. dan un sinfín de posibilidades ecológicas para la flora.  Así, podemos encontrar desde el bosque mediterráneo típico hasta la vegetación propia de suelos pobres muy erosionados.

Siguiendo la tipología biogeográfica recopilada por Rivas Martínez (1987), Quesada se incluye dentro de la provincia Bética, repartiéndose entre los sectores Subbético y Guadiano-Bacense. El primero, representado en el noreste y centro del término municipal, viene caracterizado por suelos calizos y dolomíticos con algunas margas. En el segundo sector, que comprende el resto de la zona, aparecen fundamentalmente calizas y margas con gran cantidad de yesos que le confieren aspecto de acusada aridez. En el centro aparecen también algunas areniscas (Peña Caidilla y Cerro Escribano).

En cuanto al clima, nos encontramos en el piso mesomediterráneo, que comprende las zonas situadas hasta una altura máxima de 1200 m, aunque en vertientes soleadas puede llegar hasta los 1400 m. Desde aquí hasta los 1800 m nos encontramos con el piso supramediterráneo, y por encima de él (altas cumbres del Rayal, Villalta y Cabañas), el oromediterráneo. Cada piso tiene especies indicadoras al estar fuertemente adaptadas a las condiciones climáticas que imperan en ellos.

Las precipitaciones varían dentro del término municipal.  En el noreste hay un ombroclima húmedo (1200 mm de precipitación) originado un fitoclima de alta montaña. En el centro, disminuyen hasta la mitad (500-600 mm) originando un ombroclima entre seco y subhúmedo aumentando en aridez a medida que vamos hacia el sur, lo que implica unos fitoclimas mediterráneo subhúmedo centroeuropeo o mediterráneo semiárido cálido y moderadamente cálido, según las zonas.

Todos estos factores influyen decisivamente en la vegetación. Destacaremos las siguientes comunidades:

Encinares

            Se encuentran en el piso mesomediterráneo con un ombroclima seco. Si pasamos a un ombroclima subhúmedo (tanto en el mesomediterráneo como en el supra), coexisten con formaciones de árboles caducifolios. En ambos casos se encuentran acompañados de un sotobosque de especies adaptadas al grado de precipitación. Así, en el mesomediterráneo seco, la encina cobija a especies como el majuelo, la coscoja, el enebro, la sabina mora, cornicabras, etc, que en realidad nos indican un primer paso en la degradación del encinar. Si ésta se encuentra en estado avanzado encontramos retamales, espartales y romerales que contienen muchas de las conocidas hierbas aromáticas como el romero, el tomillo, la lavanda, etc.

            El bosque típico sin degradar no es visible en ninguna zona del término, pues ha sido alterado por la acción del hombre (pastoreo, agricultura). Sólo nos podemos hacer una idea de cómo era, en la subida al puerto de Tíscar, donde se encuentra relativamente bien conservado en una pequeña zona. Aquí aparecen especies que necesitan humedad obteniéndola gracias a un microclima creado por la propia estructura del bosque. Citaremos el espárrago, la madreselva, el jazmín de monte, la rubia, la hiedra, campanillas, orquídeas, etc.

            En el mesoomediterráneo subhúmedo, la encina es acompañada por especies que no aparecían antes, como el arce, o el quejigo que requieren cierto grado de humedad y suelos profundos. Aparecen en la Cañada de las Fuentes.

Pinares

            Destaca sin duda alguna el pinar de pino laricio o salgareño, característico de la alta montaña (piso oromediterráneo). Lo podemos apreciar en todo su esplendor en la subida al pico Cabañas, acompañado de agracejos y sabinas. El pino resinero abunda en las laderas del pico Gilillo. Los bosques de pino carrasco se encuentran en zonas más bajas . Soporta bien condiciones no aptas para aquél como suelos poco profundos y salinos y la sequía.

Comunidades de alta montaña

            Aparte del citado pino laricio, hay otros vegetales adaptados a las duras condiciones imperantes en nuestras altitudes. Se trata de plantas rastreras y almohadilladas. Por ejemplo, los enebros y sabinas rastreras. Las adaptaciones que adoptan (forma semiesférica o almohadillas y hojas y tallos reducidos a espinas), les permiten defenderse de las bajas temperaturas y de los vientos del invierno y de la insolación y sequedad del verano.

Comunidades de las zonas semiáridas

            Al sur del término, entre el límite con Granada y el Guadiana Menor, existe una zona de piso mediterráneo y ombroclima semiárido caracterizada además por suelos margosos con gran cantidad de yesos y sales. Todos estos factores hacen que se desarrollen comunidades claramente diferentes de las que hemos visto hasta ahora y de gran importancia ecológica. Si a ello unimos la acción humana (cultivos de esparto, alcaparra, etc)nos encontramos con que lo que debería ser un bosque de coscojas de mediano brote y el sotobosque correspondiente se ha visto sustituido casi exclusivamente por un espartal acompañado de alcaparras fundamentalmente. Si el suelo es rico en nitratos aparecen tomillares con cardos corredores, artemisas, etc.

 

Por último, a continuación relacionamos una lista de especies consideradas como endemismos locales y que, por ello, deben ser protegidas y cuidadas por todos dejando atrás costumbres como el coleccionismo que pueden llevarlas a la extinción:

Centaurea jiennensis: supera los límites del Parque Natural de Cazorla  y aparece en las sierras de Castril y Seca en Granada. Prefiere suelos pedregosos calizos algo nitrificados.

Erodium astragaloides: desaparecida de Sierra Nevada, sólo se encuentra actualmente en el pico Cabañas. Prefiere arenales dolomíticos del piso supra y oromediterráneo.

Erodium cazorlanum: planta de flores blancas en umbelas. Aparece en suelos pedregosos sin vegetación de los supra y oromediterráneo.

Geranium cazorlense: planta de flores blancas con líneas violetas marcadas. Aparece en el pico Cabañas.

Hormatophylla reverchonii: planta de flores blancas en corimbo. Vive en paredones verticales de los pisos meso y supramediterráneo.

Leucanthemopsis pallida: se da en suelos dolomíticos pedregosos.

Scilia reverchonii: prefiere las zonas umbrías y frescas como grietas de roquedos.

Thymelaea granatensis: es muy escasa. Vive en pastizales secos o pedregales del piso oromediterráneo.

Viola cazorlensis: es uno de los símbolos del Parque Natural de Cazorla. Aunque se ha considerado endémica de éste, se encuentra también en Sierra Mágina y en otras sierras de Granada, Murcia y Albacete. Crece en paredes calizas o dolomíticas y suelos pedregosos. Suele ser recolectada por los habitantes y visitantes de la zona lo que puede ponerla en peligro de extinción.

 

ITINERARIOS BOTÁNICOS

            Para conocer esta riqueza botánica y poder captar toda la estética en color y formas de nuestra vegetación, es conveniente realizar itinerarios como los que ofrecemos a continuación:

Itinerario Cañada de las Fuentes-Loma de Gualay.

Una zona muy interesante desde el punto de vista botánico es la ruta que desde la Cañada de las Fuentes (nacimiento del río Guadalquivir) llega hasta la Loma de Gualay. En este tramo se pueden observar comunidades vegetales que escasean en nuestra región como acerales o pinares de alta montaña. El sustrato calizo-dolomítico y la humedad durante el verano son importantes en la distribución de la vegetación en este tramo.

En la primera parte del recorrido, en la propia Cañada de las Fuentes, dominan los restos del aceral-espinar característico de casi todas las sierras béticas. Entre los arces destacan el Acer granatense y el Acer monspessulanum. El primero es un endemismo del Rif marroquí, isla de Mallorca y sureste de la península Ibérica. Se localiza frecuentemente en cantiles rocosos y roquedos de umbría o en los bordes de los cursos de agua. Abundan también los arbustos espinosos como el agracejo (Berberis hispanica), majuelo (Crataegus monogyna), escaramujos (Rosa canina, Rosa pouzinii), etc. Entre las plantas herbáceas destacan por su colorido las violetas (Viola odorata) y la peonía (Paeonia officinalis). El pino dominante es el salgareño (Pinus salzmannii). Es un pino de gran talla y puede sobrepasar los 500-600 años de edad. Resiste muy bien a la sequía y a los fríos invernales. Se extiende por las montañas meridionales centroeuropeas y mediterráneas. Esto es, obviamente, sólo una pequeña representación de la flora de la zona.

A medida que ascendemos hacia la Loma de Gualay observamos matorrales, pinares de salgareño y restos del encinar. Más arriba, ya en la Loma, podemos apreciar una de las comunidades vegetales más interesante desde el punto de vista ecológico: el piornal de alta montaña. Está formado por plantas de porte almohadillado para así poder presentar la menor superficie posible de exposición al calor durante los meses de verano y quedar cubiertas de nieve en invierno con lo que las yemas, que se encuentran en el interior de la almohadilla, quedan protegidas. Las ramas son espinosas y endurecidas, sin hojas, para resistir al máximo las elevadas temperaturas y disminuir la pérdida de agua. Entre las especies presentes en estas comunidades destacamos Erinacea anthyllis (cojín de monja o piorno negro), Genista longipes, Helianthemun canum, Stipa pennata, Juniperus communis (enebro) etc., que caracterizan la comunidad. A esta altitud (1.750 m), los fríos invernales impiden el crecimiento de la encina y la alta xericidad estival no permite la presencia de árboles caducifolios.

 

Itinerario Quesada-Santuario de Tíscar.

Nos vamos a referir a continuación, a la zona comprendida entre Quesada y el Santuario de Tíscar. Se trata de una parte de la zona sur del Parque Natural que se une al macizo de las sierras de Cazorla por el puerto de Tíscar. Nada más salir de Quesada observamos los materiales neógenos del valle del Guadalquivir repletos de olivos. Son las margas blanquecinas. Conforme subimos nos encontramos con los primeros encinares subhúmedos densamente cubiertos, donde los árboles del primer estrato llegan a veces a superar seis metros de altura. Domina la encina (Quercus ilex), acompañada de arces (Acer sp) y quejigos (Quercus faginea). Los arbustos son principalmente durillos (Viburnum timus), torvizcos (Daphne gnidium), cornicabras (Pistacia lentiscus), coscojas (Quercus coccifera), etc. entremezclados con madreselvas (Lonycera arborea), rubias (Rubia sp), hiedras (Hedera helix) y lianas, entre otras especies. En el estrato herbáceo predominan las primaveras (Primula sp), peonías (Paeonia officinalis), heléboros (Helleborus foetidus), etc. Es la estructura típica de un bosque mediterráneo subhúmedo, claramente diferente en su composición florística del bosque mediterráneo de zonas más secas.

A unos siete km del Santuario, a 1.080 m de altitud, aparece un encinar muy bien conservado, característicamente húmedo, donde abundan los quejigos y durillos. El paisaje es claramente diferente al del primer tramo del recorrido debido principalmente al cambio de orientación en el macizo y a la altitud.

En el puerto, podemos observar el matorral de degradación, formado por retamas (Retama sphaerocarpa) e hiniestas (Cytisus scoparius). Esta comunidad es heliófila, adaptada a resistir los veranos secos y calurosos. Procede de la degradación del encinar, que antaño debía cubrir extensamente toda la zona. En el Puerto de Tíscar, a la izquierda queda la Loma del Rayal (1.835 m) y a la derecha el macizo de Quesada, con El Caballo (1.464 m) al suroeste y el cerro de Vítar (1.411 m) al noroeste.

En la zona del Santuario de Tíscar dominan las rocas calizas. Se trata de una zona muy húmeda y fresca por su propia topografía. Destacan los pinares de pino carrasco (Pinus halepensis), la sabina mora (Juniperus sabina), el tomillo (Thymus orospedanus), romero (Rosmarinus officinalis), jaguarzo o romero macho (Cistus clusii), jara blanca (Halimium atriplicifolium) etc. Es característica de esta zona la vegetación rupícola, que varía según se encuentre en paredes secas, húmedas o nitrificadas, originando comunidades diferentes en cada caso. Es una prueba más de la riqueza botánica de esta Sierra, donde aparecen biotopos tan diferentes con sus correspondientes comunidades vegetales.

Esta muestra de especies vegetales de la Sierra de Quesada, esperamos que sirva de ayuda para seguir despertando el interés, ciertamente creciente, por un conocimiento más amplio de nuestro medio natural.

 

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